El “brexit” inglés y la integración europea

Los resultados del referéndum sobre si convenía que el Reino Unido permanezca en la Unión Europea, han causado conmoción no solo entre los componentes de la comunidad británica sino en todo el mundo. Jamás se pensó que justamente el Reino Unido, el mayor país, conjuntamente Alemania, que hacía de la integración la fuerza de la unidad y que, hasta ahora, era fortaleza de una Europa unida, se alejaría de esa organización. Una parte de los ingleses votó por la salida de la UE pese a que la mayoría que es joven quería permanecer como parte de esa integración que también incluía a Escocia, como parte importante del proceso integrador.

Ante los resultados que la mayoría pensaba serían positivos, las reacciones no se dejaron esperar y no faltaron los arrepentimientos que dieron lugar a que la frase “¿Qué hemos hecho?” (What have we done) se extienda como reguero de pólvora inclusive en quienes habían votado a favor de la salida de la UE. Parecería que muchos de los componentes del Imperio Británico consideraban que era bueno seguir siendo parte del conjunto de 28 países que dieron al mundo ejemplo de unir voluntades, procedimientos y políticas de unidad que fortalezcan principios de paz, unidad e integración.

Todo muestra que el descalabro producido tendría consecuencias también entre los 27 miembros que quedan porque, según las consultas realizadas entre ellos -alemanes, franceses, italianos y otros- se habría sembrado un sentimiento de frustración y duda sobre el futuro y se llega al extremo de una posible convocatoria a referéndum, pese a que, en principio, Francia ya descartó esa posibilidad y, más bien, pidió que haya fortaleza en los pasos que vayan a darse en el futuro.

Lo sensible para quienes apoyan la UE es que surge la pregunta: “Si no hay fortaleza para mantener la unidad, querría decir que el proceso de globalización estaría en peligro de fracasar”. Una globalización que, en los hechos, especialmente en los países más pequeños, solo ha sido un modo de reinado de la economía informal. Es corriente el sentimiento de que la globalización ha fracasado en la mayoría de los países porque su implantación no solucionó el problema de desempleo, ni mejoró el nivel de vida y bienestar de las personas.

El “brexit” inglés que sería implementado en determinado tiempo, deja a los demás países europeos con graves disyuntivas sobre procedimientos porque el Reino Unido era parte sustancial del proceso integrador; ahora, ante la nueva situación, todos tendrán que “reacomodar” sus políticas, aunque hay la intención de mantener a toda costa el proceso de unidad. De todos modos, el referéndum inglés causó bajas en las bolsas de valores y debilitó a la libra esterlina, dos hechos que tardarán mucho en recuperarse porque el fenómeno causado tendrá consecuencias también en los países pobres y subdesarrollados, no solamente en los campos económicos y financieros, sino en las políticas de unidad que muchos países buscaban. De todos modos, cabría preguntar, conjuntamente muchos de los ingleses: ¿Qué se ha hecho para causar tanto colapso en el mundo?