Acopiados sobre un piso de cemento, rodeados de colillas de cigarrillos y sin la higiene necesaria de faenado, así fueron encontrados al menos 300 kilos de carne de ganado porcino que la Intendencia Municipal de El Alto decomisó para evitar su comercialización en La Ceja.
“Era un matadero clandestino identificado en la zona 16 de Febrero, en el Distrito 7; no contaban con la documentación correspondiente, las condiciones de trabajo eran pésimas. Al momento de la intervención, el personal tampoco contaba con el uniforme correspondiente, por lo que se hacía una mala manipulación del producto”, explicó la asesora jurídica de la Intendencia Municipal, Betty Bascopé.
El trabajo del improvisado matarife, habilitado al interior de un domicilio particular, fue denunciado por los mismos vecinos de la zona, que se percataron que los desechos evacuados a la vía pública, ya que el inmueble no contaba con la conexión de agua potable y era provisto a través de un pozo cavado en el patio, el mismo lugar donde se criaba al ganado.
El lugar fue clausurado con la prohibición de continuar con las operaciones, además, los datos del motorizado en el que se trasladaba los productos quedaron en registros del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), para alertar de su circulación y controlar la carga que lleve.
“Como Intendencia tenemos la atribución de decomisar estos productos que puedan afectar la salud de la población, por eso programaremos nuevos controles porque sabemos que en este sector hay otras actividades similares”, anunció Bascopé.
De acuerdo con la Ordenanza Municipal 801/2002, la carne decomisada será incinerada y luego enterrada, ya que su consumo podría provocar desde infecciones estomacales hasta problemas de salud con mayor complejidad.
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