¿Terrorismo?, caso del Gral. Prado

Vemos con mucho dolor las acciones que se toma en el proceso por terrorismo, que data de varios años. En la actualidad se va actuando contra algunos ciudadanos que todavía quedan en el caso, porque muchos de ellos prefirieron acogerse a un juicio abreviado, razones no les faltaban (la familia y los medios de subsistencia para las mismas), declarándose culpables de hechos que no correspondían. La prensa internacional y especialmente la nacional hicieron conocer al país que el famoso caso no tenía ni pies ni cabeza, porque desde el inicio se tornó como un caso prefabricado, donde había que encontrar culpables, que dentro del mismo se acusaba a los juzgados, dizque de magnicidio, que se sabe nunca podría haber sucedido, porque según declaraciones no hay pruebas para tal aberración.

De acuerdo con una serie de documentos dados a conocer de manera pública, que venían principalmente de uno de los fiscales que llevó el juicio desde el origen, cuando se dio cuenta de lo injusto del caso, prefirió asilarse. Éste afirmaba que el caso fue montado por el Gobierno, para descabezar todo hecho de crítica y reacciones naturales por la constante vulneración de los derechos de los pueblos y se puso como uno de los objetivos el tratar de dividir al país, más una serie de invenciones que recayeron en personajes influyentes, esencialmente de la ciudad de Santa Cruz.

Ahora bien, en esta nota me referiré en concreto al caso del Gral. Gary Prado Salmón, porque siguiendo el curso de los hechos y las citas a continuas audiencias, da la impresión de que lo único que pretenden los jueces es acabar con el mismo, en la forma más cruel e inhumana, cuando se traslada cada vez al Gral. Gary Prado Salmón a las indicadas audiencias, sin tener consideración ni respeto, dada la condición de salud en que se encuentra.

Haciendo un repaso a los diferentes gobiernos, ahora vemos que no hay justicia y que la misma está sujeta a intereses políticos y es manejada desde arriba, lo digo con conocimiento de causa por haber sufrido momentos de terror, encarcelado por bastante tiempo. Pero aun esos torturadores a veces se compadecían por nuestro dolor. En el caso que nos ocupa, del Gral. Prado, se ve que no necesitan torturadores, sino que simplemente se requiere jueces resentidos. Por la forma en que se trata el caso, parece que se ha retrocedido a los tiempos de la Inquisición, cuando a mayor dolor, más felicidad para los actuantes. Por cómo sigue el famoso juicio, es mucho peor, porque en las épocas de la tiranía los casos eran resueltos en forma drástica o con el exilio, pero no con la maldad de ahora.

El famoso caso de terrorismo lo que ha creado es una imagen nefasta para el gobierno, en todos los ámbitos, y lo único que correspondería es que se anule los obrados del juicio, para limpiar su perfil, creando de esa manera una salida más humana y sublime, reconocida por todos, tanto en el país como en el exterior, honrando su forma de proceder como gobierno.

Si tomamos en cuenta otros casos, veremos que mientras más se eternicen los juicios, más cerca está la probable desaparición de los acusados. Hemos visto el caso Fortún, que terminó cuando el mismo falleció, o la eterna espera sin solución del problema de Leopoldo Fernández, y otros ocasionados por el propio gobierno, pero también los que quedan en cero por convenir a los intereses del gobierno y otros, entre los que se encuentra la marcha de los nativos del Tipnis, que a la fecha no tiene resultado. Podemos referirnos a un sinnúmero de otros casos, pero faltaría espacio.

Los camaradas de las Fuerzas Armadas deberían por lo menos emitir una opinión sobre la nobleza y corrección de los actos del Gral. Gary Prado, al haber obrado como verdadero profesional, como podría haberlo hecho cualquier militar de honor y cumpliendo su deber a cabalidad.

Asimismo, es necesario pedir a organizaciones de derechos humanos que obren en este innoble caso y pedir archivo de todo lo obrado, para dar fin al caso “terrorismo”. Para eso también queda que el Defensor del Pueblo tome cartas en el asunto, como corresponde a su investidura, dando un paso por demás importante para hacer justicia.