Carencia de alimentos en Venezuela

Para mayor evidencia de que en la socialista Venezuela se carece de alimentos y otros bienes esenciales de los hogares se produjo, por segunda semana, la “invasión” de sus pobladores a Colombia. El anterior domingo llegaron a Cúcuta, en la frontera con Venezuela, 30.000 personas y el último domingo 100.000.

Desde la distancia, causa asombro y mucha lástima que el pueblo venezolano sufra estas humillaciones, cuando con anterioridad al chavismo, era un país envidiable por su desarrollo, crecimiento y la capacidad económica de su sociedad.

Se dirá que en este último punto los favorecidos eran los ricos, pero en general esta es una falacia. Penosamente, todo país latinoamericano tiene una porción de gente pobre, pero este más que económico es un problema sociológico.

Empero, fundamentalmente su clase media, que en todos los países es el motor del progreso de los países, disponía de ingresos y contaba con la capacidad de desenvolverse con cierta holgura.

Ello se debía a que Venezuela resultó ser uno de los países más privilegiados de Sudamérica, porque cuenta con ricos yacimientos petroleros, de donde provenía el bienestar de buena parte de su población.

Pero, además, no siempre estos ingresos fueron malgastados, como ocurrió en Bolivia con los ingresos del gas natural entre 2006 y 2014. Llegó a tener una buena industria en la siderurgia, que en todas partes es la madre del crecimiento y la prosperidad de los pueblos.

A pesar de ello, cuando llegó el chavismo al poder en Venezuela, toda esta estantería se cayó al suelo. El propio recurso del petróleo quedó reducido y, además, dilapidado. Además, en los últimos años, concretamente desde 2014, los precios del petróleo entraron en recesión.

Como no continuó el desarrollo industrial, ahora viene a tornarse en la angustiosa necesidad del pueblo venezolano de tener que salir de sus fronteras para conseguir alimentos, medicamentos y otras necesidades perentorias de sus hogares, gracias a la generosa apertura de la frontera colombiana, específicamente para poder acceder a la ciudad de Cúcuta.

No puede haber explicación válida para justificar que nada menos 100.000 venezolanos tengan que acudir atropelladamente a Cúcuta para obtener alimentos, los que como sólo pueden ser trasladados a mano, apenas alcanzan para un par de semanas. Después, qué viene.

Únicamente, cabe esperar que Colombia siga permitiendo el acceso de venezolanos para adquirir alimentos, de lo contrario es de suponer que el hambre seguirá siendo el penoso testimonio del fracaso de los gobiernos chavistas, pretendidamente en camino al socialismo, que sólo depauperaron la calidad de vida del pueblo venezolano.

Acerca de esta perspectiva, basta con volver la mirada a 1989, cuando se vino abajo el sistema socialista en la Unión Soviética, pese a los 70 años en los que tuvo la oportunidad de por lo menos garantizar el bienestar de su pueblo.

Otro tanto tendría que ocurrir en Venezuela. El fracaso del gobierno de Maduro no puede ser más elocuente. Aunque en los últimos días acudió a un virtual desplazamiento de la administración del país a los militares, lo real es que no será suficiente, porque los esquemas chavistas, impuestos en los últimos casi 20 años, se pretenderá que sigan en funcionamiento, no obstante de que son los orígenes de la quiebra nacional de la querida patria de nuestros libertadores.