Achacollo enferma de Indi-gestión

Alexis Carrel en su libro “La incógnita del Hombre” dice que el hombre nace con muchas vocaciones y que conforme pasan los años, uno las va matando hasta quedarse con una, la definitiva; hice mi análisis y en el momento de leer Premio Nobel me quedaban dos: Ser médico o ser escritor; es por ello que escribo todos los días y alguna vez ejerzo clandestinamente la medicina.

Escribo colaborado por la cholita valluna Macacha y a veces la curo de sus desvaríos, aunque adoro sus locuras porque éstas concluyen en estar bailando conmigo o prestándome algunos dinerillos.

Cuando en nuestro panorama noticioso apareció la famosa ex-ministra Nemesia Achacollo, mi comadritay que siente por ella alguna envidieja, porque sabe que Nemesia fue y es una de las favoritas de Evo Morales, Macacha lanzó algunos improperios contra Nemesia Achacollo, no sólo por ser tocaya de Nemesio, Q.E.P.D., quien fue el marido de mi reportera, sino por haber sido Ministra de Evo durante un quinquenio.

Sin poder disimular su aversión a la ciudadana Achacollo, dijo mi reportera: “Parece que ahora todos los jueces y fiscales nombrados por Evo favorecerán a Nemesia Achacollo y aseguran que ella se encuentra muy enferma para liberarla de mayores responsabilidades…”.

Entonces salió a la luz mi vieja vocación frustrada de médico y dije a mi discípula periodística: Claro que la ciudadana Nemesia Achacollo está enferma, pues sufre de “Indi-gestión” por haber ingerido dinero del Fondo Indígena; eso en medicina se llama “Indigestión”.

Mi comadritay Macacha abrió sus chaskañawis desmesuradamente y sin previo aviso me estrecho entre sus brazos. Al enterarse recién de mis conocimientos médicos, la cholita cochabambina nacida en Quillacollo me preguntó si la ex-Ministra y Presidenta del Fondo Indígena debería ser tratada por médicos o por representantes de la Judicatura, respondiéndole que tratándose de un caso tan sui generis, ese mal sería tratado por representantes de la Judicatura en la Clínica de Santa Cruz, o por afamados y experimentados médicos en una Sala Penal de Santa Cruz, departamento donde reside la nueva ganadera.

Concluida nuestra rutinaria conversación, mi comadritay me nombró su médico oficial y yo la ratifiqué como mi prestamista ocasional.