Resulta alentador que la presidenta de la comisión de energía de la Asamblea Legislativa Departamental de Tarija, la buena señora Amanda Calizaya, con quien estuve conversando, hayamos coincidido en que en el horizonte de Tarija, el Chaco y el desarrollo de Bolivia y del Mercosur van de la mano de la industria de la energía (agregación de valor al gas y venta de electricidad).
Y hablamos de Bolivia y del Mercosur genéricamente porque Bolivia exporta gas -y proyecta exportar electricidad- a países miembros del Mercosur. De manera que Tarija y el Chaco son el centro energético de este mercado comercial.
En ese orden se está elaborando una serie de actividades que tiendan a diseñar una hoja de ruta de lo que tendría que ser el escenario idóneo para la construcción de políticas públicas en energía e hidrocarburos, entre Gobernación y Asamblea. Algunos analistas y periodistas han calificado este hecho de importante y muy sensible porque positiva y efectivamente se está sentando las bases de lo que tendría que ser una sola línea en la elaboración del discurso/propuesta de Tarija a Bolivia en relación con la energía.
Un tema que no escapa es la reciente oferta -realizada en abril 2016 en ocasión del aniversario de Tarija- que formulara el Vicepresidente del Estado boliviano en sentido de que en el próximo quinquenio “se invertirá en el departamento de Tarija cerca de 10 mil millones de dólares en hidrocarburos, petroquímica, electricidad, infraestructura, entre otros proyectos…” (http://www.jornadanet.com/Hemeroteca/n.php?a=127954-1&f=20160412 )
Conforme se lee la prensa se trataría de mínimo 10 mil millones de dólares invertidos los siguientes cinco años en Tarija en hidrocarburos, petroquímica, perforaciones, electricidad, plantas eólicas, plantas solares, represas y otras infraestructuras, según anunció el Vicepresidente.
Conviene, entonces, hacer un seguimiento a esas inversiones que -según el Poder Ejecutivo central- invertirá en el sector hidrocarburífero y eléctrico del departamento de Tarija, alrededor de 7,8 mil millones de dólares hasta el año 2025, y aproximadamente 1.800 millones de dólares en infraestructura de generación eléctrica (Termoeléctrica del Sur generará 160 MW de ciclo combinado).
Sobre el particular surge un segundo elemento con el que tenemos que trabajar desde Tarija para Bolivia: constituir un comité ejecutivo de alto nivel en energía e hidrocarburos entre Gobernación, comisión de energía de la Asamblea, entidades cívicas, empresariales y académicas para hacer el seguimiento a esa inversión y su efectivización en Tarija y el Chaco y medir las incidencias de la misma y analizar cómo incorporar a Tarija -y a sus instituciones- no sólo en la discusión y debate sino en la participación efectiva de tal magnitud de inversión.
Ante la baja de precios del petróleo, que naturalmente afectó a economías como la venezolana (petrolera) y boliviana (gasífera) han redundado con efectos negativos en regiones productoras de hidrocarburos, de manera que conviene ser creativos y proactivos a la hora de buscar estímulos a la inversión privada/pública para el sector hidrocarburos que –pese a ese remezón externo de precios- continúa siendo eje absoluto de la economía boliviana; pero más importa hacer el seguimiento al Poder Ejecutivo central en el cumplimiento de esas inversiones públicas para la región.
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