Debido a factores externos como externos, el Estado boliviano está padeciendo grandes pérdidas que seguramente afectarán, más a corto que a mediano plazo, a la economía y el desarrollo social del país, aunque, entre tanto, las autoridades afirman que existe “estabilidad”, “no hay crisis” y realizarán importantes inversiones que mantendrán el PIB por encima del 4.5 por ciento.
Como efecto de la crisis internacional de precios de las materias primas y por dificultades en la producción en los sectores de hidrocarburos, minería, agrario y otros, se han registrado pérdidas considerables. En primer lugar, los ingresos por venta de gas a países vecinos han caído en mil millones de dólares, lo cual significa un impacto notable para los ingresos del país. Pero ese no es el único renglón que registra pérdidas, sino también se encuentra en ese problema el sector de la agricultura, que ha anunciado que en Santa Cruz se producirán daños por más de 200 millones de dólares, como efecto de la sequía que asola los campos.
Por otro lado, el Estado también está sufriendo otras pérdidas que sumadas a las anteriores, forman un conjunto preocupante. En efecto, hace tres meses se anunció que la empresa estatal YPFB perdió 200 millones de dólares en el fracaso de la perforación del pozo en Lliquimuni, resultado poco menos que catastrófico, pues el gobierno tenía la esperanza de hallar cantidades suficientes de gas para cubrir el agotamiento de los yacimientos del sur del país.
Otra de los pérdidas, también notable, es la relacionada con el Fondo Indígena, donde, por manejos irregulares, desaparecieron alrededor de 50 millones de dólares, según datos oficiales, en supuestas inversiones en “obras fantasmas. De otro lado, existe información de que Venezuela no pagó importantes sumas por importación de productos bolivianos con objeto de paliar el hambre y el vestido de los ciudadanos de ese país, que sufren las consecuencias de políticas populistas aplicadas en últimos años.
Pero ese panorama de daños al Estado pareciera que no terminó y, más bien, se seguirá agravando, pues se estaría presentando una sequía a nivel nacional que podría producir pérdidas por alrededor de mil millones de dólares o más, lo cual obligaría al aparato estatal a realizar importaciones elevadas de alimentos, aunque se teme que podrían agotarse las reservas internacionales a las que las autoridades están acudiendo para financiar empresas deficitarias, como Huanuni que, pese a ayudas por cerca de cien millones de dólares en últimos años, sigue registrando pérdidas por alrededor de 20 millones de dólares al año. Similar panorama registran numerosas firmas estatales.
Concluida la etapa de bonanza que disfrutó el gobierno durante una década, se recuerda gastos faraónicos para el satélite, teleféricos, vehículos y otros por cuantiosas sumas que ahora podrían servir para paliar los problemas que se avecinan.
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