El Gobierno central está sometiendo a la ciudad de La Paz a una postergación deliberada, al haber reducido los presupuestos de la Gobernación y de la Municipalidad, para no darles margen a que ejecuten obras de mantenimiento y peor todavía para emprender proyectos para su desarrollo. Pues, son los organismos que están mejor informados sobre las urgencias de sus jurisdicciones.
Cuando las autoridades de estos poderes demandan una mayor provisión financiera estatal, la respuesta del oficialismo hace gala de obras como el teleférico y algunas otras realizadas por afanes proselitistas, sin tomar en cuenta que está incurriendo en el centralismo del pasado.
Viola de esta manera la Ley de Autonomías, la que asigna a cada departamento del país y a los municipios locales la facultad de ejecutar sus propios proyectos de desarrollo, en función a las necesidades apremiantes que tiene cada uno, sin interferencia y menos la subestimación con que se les trata ahora.
Salvo el caso de que se incurra en alguna irregularidad, el Estado tiene la opción de abrir el juicio correspondiente en los tribunales departamentales, a menos que alguno, por su magnitud, tenga que ser denunciado ante el Tribunal Supremo de Justicia, con sede en Sucre.
En tanto no ocurra algo punible, el Gobierno central debe ser el primero en reconocer las autonomías departamentales y municipales. Ahora bien, si tuviera alguna iniciativa propia, en beneficio de un departamento o municipio, lo pertinente es que coordine su ejecución con quien corresponda, pero por sí mismo está atentando flagrantemente contra la Ley de Autonomías. Es de suponer que ninguna autoridad regional se opondrá, si acaso la propuesta del oficialismo satisface alguna necesidad o conveniencia dirigida a los intereses locales.
El Gobierno central tiene mucho por efectuar obras de carácter nacional, como es la infraestructura carretera, por ejemplo, pero de ahí a efectuar obras por su cuenta, en un territorio autónomo, se está excediendo en la administración del interés público nacional.
Resulta, además, muy significativa la intromisión oficialista al realizar obras por su cuenta en La Paz, sin consultar mayormente su viabilidad o para atender una necesidad urgente. En definitiva, el Gobierno debe tomar conciencia de que los requerimientos perentorios son los sociales, específicamente referidos a la niñez y la educación. El resto se asemeja a las luces de bengala.
Los proyectos ostentosos que realiza en La Paz no se concilian con la realidad de los requerimientos urbanos. No se necesita mayores luces para establecer que con ese accionar autoritario lo que pretende el gobierno de Evo Morales es obtener apoyo político en La Paz, que de acuerdo con los resultados electorales de los últimos tiempos, le ha sido negativo.
Para ello, no toma en cuenta que La Paz por ser la sede del Gobierno, implícitamente es la capital política de Bolivia. Esta posición le permite observar de cerca los aciertos y desaciertos del oficialismo. Como consecuencia de ello, vota con toda propiedad por cómo a su vista y sentir se comporta en la conducción de la administración del país.
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