Hernán Maldonado
El presidente Evo Morales escribió el pasado fin de semana: “El periodismo de la difamación NO es libertad de expresión. La injuria periodística es el veneno que daña a los medios de comunicación”, a la manera de explicación de las razones que dice tener para enjuiciar al periodista Humberto Vacaflor.
Fue el tuit 360 de los 364 que hasta entonces escribió el líder cocalero. Aunque hubo un momento en que despotricó contra las redes sociales y amenazó con intervenirlas, ahora es un asiduo participante. No es original, porque muchos de sus tuits son repeticiones de lo que divulga por los multimillonarios medios oficiales.
Vacaflor, flamante Premio Nacional de Periodismo, insinuó (basándose en publicaciones de prensa de la época) que Morales habría alentado el cruel asesinato del policía David Andrade, de su esposa Graciela Alfaro y de los sargentos Gabriel Chambi y Silvano Arroyo por encolerizados manifestantes cocaleros en el Chapare, en octubre de 2010.
Por esos hechos, Morales fue expulsado de la Cámara de Diputados, pero su juzgamiento no prosperó (pese a testimonios de supuestos testigos presenciales como Nancy Fernández) y el diputado cocalero fue reinstalado en su curul por decisión judicial.
El gobierno de Morales cree que los periodistas son sus enemigos y la persecución es brutal. Muchos fueron obligados a renunciar en sus medios, como Raúl Peñaranda ex director de un matutino local, o Amalia Pando otrora portaestandarte de la Red Erbol, de donde también fue obligado a salir su director Andrés Gómez Vela. Wilson García Mérida, director de El Sol de Pando, hace un mes buscó asilo en Brasil. Poco antes lo hizo Carlos Valverde, a Argentina.
La indignidad llega aparentemente a las Fuerzas Armadas. El pasado fin de semana en una rueda de prensa, alguien colocó en el estrado donde se sentarían los altos jefes militares un papel con los nombres de dos periodistas señalados como “fuerzas enemigas. El resto, sin novedad”. Aunque los uniformados negaron la autoría, es indisimulable el léxico castrense.
Morales decidió enjuiciar a Vacaflor porque entiende que de su declaración en una entrevista de TV, “se pueden verificar apreciaciones y alusiones difamatorias, calumniosas e injuriosas”.
La ley penal boliviana establece que incurre en injuria “el que ofende por cualquier medio y de modo directo a otro en su dignidad y decoro”. Agrega que difama “quien de manera pública, repetida y tendenciosa revela o divulga un hecho capaz de afectar a la reputación de una persona. Y que calumnia “el que por algún medio imputa a otro falsamente la comisión de un delito”.
A Valverde, Morales lo acusó falsamente de ser “analista de CNN” y de la comisión de delitos por los que el periodista jamás fue sentenciado, porque probó judicialmente que fue injustamente acusado. Al prestigioso periodista de CNN, Fernando del Rincón, lo llama “delincuente confeso” y a su colega Ismael Cala lo califica de “gusano cubano”.
Al general Gary Prado Salmón, proclamado por el Congreso Nacional, Héroe de Bolivia, Morales lo acusó de haber sido el “asesino del Che Guevara”, cuando es público y notorio (inclusive para la inteligencia cubana) que el militar, cuando era capitán, capturó al guerrillero argentino-cubano y lo entregó vivo a sus superiores.
Entonces, ¿quién es el que de manera pública, repetida y tendenciosa, ofende la dignidad y decoro de una persona o imputa a otro falsamente la comisión de un delito? Más clarito: ¿Quién difama, injuria y calumnia?
El autor es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |