Los chaqueos que se producen durante todo el año y que aumentan por la conmemoración del día de San Juan Bautista, son cada vez mayores pese a las prevenciones de las autoridades que, por no ser motivo de sanciones drásticas, aumentan de año en año. Estos chaqueos contaminan el aire y contribuyen a la presencia de enfermedades bronco-pulmonares que afectan seriamente a la población.
Si a los chaqueos permanentes que se realizan en las áreas rurales se añaden los gases que emiten los automotores que circulan en la ciudad, el problema adquiere contornos graves. Lo más preocupante es que circulan vehículos -camiones de alto tonelaje, colectivos y otros como tractores y excavadoras- que funcionan a diésel y contribuyen grande y gravemente a aumentar la contaminación ambiental. El caso de los automotores que queman aceite debido a que son muy antiguos y no han tenido las reparaciones necesarias, es patético, porque a toda hora se los ve circulando por la ciudad. Cuando la población reclama a los choferes por el daño que causan, la explicación es: “se ha verificado las inspecciones y Tránsito no prohibió; además, esta es fuente de trabajo”.
El caso es grave y como no hay posibilidad que Tránsito saque de circulación a vehículos que usan diésel o queman aceite con gasolina, despidiendo gran cantidad de monóxido de carbono, un contaminante venenoso que causa graves problemas de salud, tanto el Gobierno como las alcaldías tendrán que ver la forma de retirar de circulación esos vehículos que ocasionan tanto problema. Tránsito, al realizar las “inspecciones” periódicas, tendría que probar el funcionamiento de los motores y ser retirados de circulación los que emiten gases contaminantes; lo lamentable es que las “inspecciones” no cumplen como debe ser y se comprueba solo el buen funcionamiento de luces, sin ver motores; se cobra por la roseta y se extiende una papeleta donde se dice que “todo está bien, porque todo fue verificado”. Cuando Tránsito cumpla con sus deberes, el caso podría aminorar, especialmente si esa dependencia policial trabaja en conjunción con los cuadros policiales que podrían contribuir a retirar automotores que son portadores y emisores de gases venenosos.
La contaminación ambiental tiende a aumentar en todo el país y todo hace ver que la falta de empleo determina que las autoridades permitan todo y la contaminación resulta ser una de las consecuencias que afectan gravemente a la salud de la población y muy especialmente a niños y ancianos.
No atender estos casos y no aplicar los remedios precisos es, simplemente, irresponsabilidad e insensibilidad con la población cuyos derechos se debe respetar. Finalmente, las alcaldías que se empeñan en fijar nuevas tarifas para el autotransporte, deberían exigir que los choferes cumplan con la instrucción de retirar de circulación colectivos y camiones que funcionan mal y, sobre todo, cuyos motores no son reparados.
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