Concluida la revisión de los principales aspectos en relación con la disponibilidad de recursos hídricos en nuestro país, su aprovechamiento en proyectos hidroenergéticos, riego, inversiones, disponibilidad para consumo humano y los problemas a futuro, particularmente dados los evidentes fenómenos que han sucedido, como la virtual extinción del lago Poopó, la sequía en la cuenca del Pilcomayo, la sequía de la presa de la Angostura en Cochabamba, los problemas de los acuíferos subterráneos del valle de Cochabamba, los problemas de abastecimiento de agua potable que se ciernen sobre El Alto y la ciudad de La Paz, por el deshielo acelerado de los nevados de la Cordillera de los Andes, ameritan una reflexión seria sobre lo que hay que hacer de inmediato y a futuro para la conservación y aprovechamiento de nuestros recursos hídricos.
Lo primero que se requiere, sin lugar a dudas, es la realización de un gran debate nacional que involucre al Gobierno central, las gobernaciones, municipios e instituciones involucradas en el tema para definir un programa con una visión de corto, mediano y largo plazo.
A lo anterior hay que añadir una segunda ronda que analice los problemas específicos de las aguas transfronterizas; los cuatro temas principales corresponderían a los asuntos pendientes con Chile, con Brasil, la situación del ALT, y el acuerdo tripartito sobre la cuenca del Pilcomayo.
Claramente se trata de una agenda amplia, pero necesaria. Como ejemplo, merece ser citada la increíble demora en la conclusión del proyecto Misicuni, tan necesario en las actuales circunstancias, y con evidentes problemas de gestión y de conflictos entre las partes interesadas. El otro problema claramente es el del Silala, donde hay muchas visitas, pero no hay una propuesta clara sobre el aprovechamiento de estos recursos por parte del país. La iniciativa de dotar de una Ha. de tierra a los que quieran dedicarse a la agricultura en ese sitio, es simplemente ridícula, cuando la opción es irse al Chapare o al norte de Santa Cruz, donde se puede obtener cuando menos 10 Has. con mejores condiciones de clima y suelos.
Desde mi punto de vista, avalada en varios casos por mi experiencia profesional, las principales prioridades en materia de inversión para el aprovechamiento de nuestros recursos hídricos son: ejecución de los dos grandes proyectos nacionales: Rositas y El Bala, tal vez este segundo en la modalidad de dos o tres presas para reducir el impacto ambiental, encarar presas en las provincias andinas de La Paz, para evitar la escasez de agua en el futuro, estudiar la posibilidad de recuperar el Poopó. En Tarija, poner en ejecución los proyectos Carolina (en la parte andina), San Juan y Tomayapo, estudiar la conveniencia de realizar las obras de los proyectos de la cuenca del Bermejo. Revisar la decisión de realizar el embalse de Guayaramerín, en vez de los dos embalses proyectados inicialmente sobre el río Madera. Un programa ambicioso de desarrollo de los acuíferos de Chaco (ver: FEGASACRUZ-OAP, “Estudio equipo de perforación de pozos, provincia Cordillera, Santa Cruz, 1992).
La definición de una agenda ambiciosa, pero absolutamente necesaria, para evitar problemas futuros mayores a los que estamos viviendo en el momento, será una respuesta que, en lugar de problemas, contribuya a un mayor grado de seguridad sobre la disponibilidad de este recurso vital para la vida y la economía. Lo anterior supone además una gestión pública adecuadamente coordinada entre los tres niveles de gobierno.
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