Después que diversos organismos internacionales y medios de comunicación estuvieron insistiendo, durante casi un año, sobre que el país se encontraba sufriendo los embates de una crisis económica de origen tanto interno como externo, resulta digno de mención que el Presidente del Estado asegurara en su Mensaje del 6 de agosto que la situación económica del país no es tan bonancible que se diga y que, más bien, ha ingresado en un proceso de dificultades que podrían durar algún tiempo.
En primer lugar, el Mensaje presidencial confirma lo que estuvieron asegurando el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en sentido de que el crecimiento del país está por debajo de los índices que difunde el Ministerio de Economía, es decir que no llega al 5 por ciento y está por debajo del 4.3 por ciento. En segundo lugar, el Mensaje del Presidente desmiente las afirmaciones del Ministro de Economía, quien estuvo insistiendo en que la economía del país está “blindada” y estaría fuera de peligro en relación con la tempestad financiera que enfrentan naciones europeas, asiáticas y latinoamericanas.
Sobre los aspectos principales, el citado Mensaje destaca que pese a diez años de gobierno, la tasa de desempleo en los centros urbanos aumentó del 3.5 al 4.4 por ciento entre los años 2004 y 2016, dato por demás alarmante en momentos en que la propaganda oficial señala todo lo contrario. Lo notable en ese sentido es que cuando se esperaba algunos datos optimistas, la población laboral se chocó con informaciones por demás pesimistas.
Entre otros datos negativos ofrecidos por el primer mandatario se encuentra que el déficit comercial registrado durante el primer semestre de 2016 totalizó una reducción de 1.289 millones de dólares, elevada proporción, por demás preocupante, debido a que las exportaciones bolivianas son muy inferiores a las importaciones, vale decir que el valor de las ventas al exterior no cubre a las importaciones.
Varios otros datos numéricos proporcionados por el Mensaje del 6 de agosto son también pesimistas, pero otros aspectos son significativos. En efecto, el Presidente acusa a sus ministros de ser culpables del aumento del desempleo y les insta, después de haber ratificado plenamente su confianza en ellos, a empezar a trabajar para revertir este estado de cosas, lo cual también sería una advertencia de cambiarlos por otros más efectivos o, finalmente, significaría una inminente crisis de gabinete.
Otro aspecto citable es que el Mensaje presidencial reconoce la caída del crecimiento económico del país, tal como habían pronosticado organismos internaciones y medios de prensa locales. Inclusive quedan desmentidos el ministro Arce Catacora y al presidente del Banco Central que aseguraron que “no hay crisis”, que la economía está “blindada” y el país sobrepasa los problemas en medio de una crisis internacional y así todo marcha sobre ruedas. En medio de esas contradicciones queda por rescatar que el bajón del PIB determinará que este año no habrá “segundo aguinaldo”, afirmación que, sin embargo, dicho ministro dijo que habrá que ver en próximos meses.
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