Tras muerte de líder
La muerte del jefe del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Afganistán y en Pakistán supone un duro golpe para la organización, pero los expertos estiman que el grupo está lejos de estar desmantelado en la región.
Su muerte es la segunda de un responsable de alto rango por fuego de EEUU en la región, lo que sin duda es un revés para las aspiraciones del EI de instalarse en la zona, lejos de su base de operaciones en Irak y en Siria.
El Pentágono aseguró el viernes que ha acabado con la vida en un ataque aéreo de Hafiz Sayed Khan, el líder del Estado Islámico (EI)-Jorasán en Afganistán y Pakistán.
Khan era considerado el emir de la provincia de Levante-Jorasán, el área de operaciones de la organización Estado Islámico en Afganistán, Pakistán y Bangladesh.
El ataque se produjo, según indicó el viceportavoz del Pentágono, Gordon Trowbridge, el 26 de julio en la provincia afgana de Nangarhar, en el este, cerca de la frontera con Pakistán.
Según Trowbridge, la muerte de Khan “afectará a los esfuerzos del reclutamiento de EI e interrumpirá las operaciones del EI en Afganistán y la región”.
El EI ha estado muy activo en la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán desde el verano de 2015, ocupando aldeas, atacando a las fuerzas de seguridad afganas y realizando ataques en Afganistán y Pakistán. (swissinfo.ch y EFE)
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