Desde hace muchos años se sostiene la urgencia y necesidad de industrializar la basura; muchas autoridades han indicado la “imposibilidad” de hacerlo debido a los altos costos; otras, que “habría que hacer una recolección y cuyo costo sería muy alto”; en fin, los pretextos nunca han faltado. Hace pocos días algunos alcaldes, conjuntamente la gobernación de La Paz, han decidido convocar a una reunión para “considerar el tema”. Por su parte, el Servicio Departamental de Fortalecimiento Municipal dijo: “Hace semanas, se dio paso a la presentación de dos empresas extranjeras para que expongan sus propuestas sobre la industrialización de la basura”. Ambas habrían explicado procedimientos y otros para hacer realidad un proyecto largamente esperado por la colectividad y que ningún gobierno nacional o municipal le dio la importancia que debería.
Se anotó por parte de ambas empresas que la concreción del proyecto tardaría entre 18 y 22 meses para procesar entre 500 y 1000 toneladas diarias de basura; que el espacio requerido para la infraestructura sería de 4 hectáreas. Mayores datos no han sido proporcionados y menos se habló de costos, ubicación, uso de tecnología, personal especializado, etc., etc. que, por principio, deberían ser conocidos y, en base a ello, licitar públicamente la instalación de la respectiva industria.
La industrialización de la basura implicaría la obtención de energía eléctrica, el logro de abonos para la agricultura; con la utilización de desechos de papel, cartones, etc. se abastecería al país de papel higiénico y envoltorios de papel madera. Muchas veces se ha sostenido, además, que la industria de la basura podría servir también para el uso del bagazo de la caña para la fabricación de papel periódico, tal como lo hace el Perú desde hace varios años y ha librado a la industria periodística e imprentas de la importación de papel periódico, bond y de otras calidades.
El caso, por el lado que se examine, resulta interesante, práctico y posible de concretar. Lo importante, de entrada, sería definir, más o menos, los costos tanto de la maquinaria como de la construcción de la infraestructura. El gobierno, especialmente en tiempos de auge financiero por las exportaciones de gas, ha sostenido que “hay mucho dinero”, pero jamás se le ocurrió pensar siquiera en una industria que podría dar grandes réditos al país, crear empleo y, además solucionar un problema de larga data y que preocupa a toda la colectividad: la excesiva cantidad de basura que se genera diariamente en todo el país.
Ahora, se está en crisis financiera por los menores precios y bajas exportaciones de gas; pero, se establece que para muchos gastos faraónicos y otros dispendiosos, hay dinero y surge la pregunta: ¿Por qué no invertir en una industria que utilice la basura y logre grandes beneficios? Tal vez, hasta políticamente, daría réditos muy grandes que el gobierno, con miras a su seguridad en el poder la República, podría aprovechar.
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