Ojo por ojo, diente por diente

Esa ley del talión es conocida desde la antigüedad porque imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, obteniéndose la reciprocidad. La expresión más conocida de la Ley del talión en un pasaje bíblico es “ojo por ojo, diente por diente”.

Históricamente constituye el primer intento por establecer proporcionalidad entre el daño recibido y el daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza. Muchos ordenamientos jurídicos se han basado en la ley del talión, especialmente en la Edad Antigua y en la Edad Media. La crítica ilustrada al sistema legal del Antiguo Régimen (particularmente a partir del tratado de Cesare Beccaria, De los delitos y las penas, 1764) incluyó la superación de ese concepto. En la actualidad hay ordenamientos jurídicos que parcialmente incluyen la ley del talión, especialmente en ciertos países islámicos.

Se puede ejemplarizar mencionando al Código de Hummurabi (Babilonia, Siglo XVIII), cuyo principio de reciprocidad establecía que si un hijo había golpeado a su padre, se le cortaría las manos. Si se quebraba un hueso de un hombre, se quebraría el hueso del agresor. Las leyes establecían castigos equivalentes al daño causado. En todos los casos al autor de un robo se le cortaba la mano.

El Código de Hammurabi establecía castigos equivalentes al daño causado. Las penas menores consistían en la reparación del daño devolviendo materias primas como plata, trigo, vino, etc. En los casos en que no había daño físico, se buscaba una forma de compensación física, de modo tal, por ejemplo, que al autor de un robo se le cortaba la mano.

Se tiene también la ley mosaica (recogida en el Antiguo Testamento. Este principio seguirá vigente para el judaísmo hasta la época talmúdica, cuando los rabinos determinaron que la pena se transformaría en un resarcimiento económico.

La Ley de las XII Tablas que se encuentra en la materia de Derecho Romano, que se estudia en la carrera de derecho de las universidades, muestra en la tabla VIII una curiosa combinación entre normas inspiradas en la ley del talión, y normas correspondientes a sistemas jurídicos menos primitivistas. Esta mezcla suele ser atribuida al momento de transición jurídica en que surge el primer cuerpo legal de Roma.

En el Derecho germánico, el espíritu de la ley del talión se manifestaba en la blutrache o venganza de sangre. Talión es una expresión de venganza no regulada por los principios, muchas veces es la manifestación de la venganza en proporción del castigo a la materialidad de la ofensa.

Como reflexión, será bueno evitar hacer daño o actuar con malicia. Especialmente en el campo político, muchos gobiernos por mantenerse en el poder recurren a todos los instrumentos a su alcance para dañar, desprestigiar y acabar con sus opositores, injustamente, con abuso de poder.

Por lo general uno recibe o experimenta el mismo daño que hizo a otro y así se ha demostrado en la historia de la humanidad. El que a hierro mata, a hierro muere.

A veces me pongo a pensar en cómo estoy viviendo mi vida. La verdad es que creo en el karma y en eso de que “Todo se paga en esta vida”. Una y otra vez ciertas situaciones me demuestran que la vida es así y el mundo da vueltas. Por eso trato siempre de vivir mi vida con los brazos abiertos, dispuesta a dar siempre lo mejor de mí en cualquier situación.

En realidad, a nadie le deseo el mal (justamente porque la vida misma se encarga de darnos lo que merecemos), pero a veces parece que lo que le pasa a una persona ha sido causado por todo lo que hizo o está haciendo en su vida.

¿Creen que la vida misma se encarga de darnos lo que merecemos?