El Gral. José Ballivián y Segurola nació en la ciudad de La Paz el 5 de mayo de l804, en una de las familias de mayor prestigio en el Alto Perú. Perdió a su padre a los nueve años. Ferviente admirador de los combatientes, y más por su espíritu militar, ingresó como cadete a las fuerzas de la Corona española, siendo su primer jefe militar el terrible Brigadier Mariano Ricafort Palancin y Abarca. Enviado hasta Potosí, y en calidad de Teniente, enfermó y muy delicado, por su estado fue trasladado a la ciudad de La Paz, como ayudante del Gobernador Juan Sánchez Lima.
Siendo altoperuano, se retiró de las fuerzas realistas, incorporándose a las fuerzas guerrilleras de José Miguel Lanza, combatiendo en Colomi. Hecho prisionero, huyó de las mazmorras realistas.
Después de Ayacucho fue ascendido a Capitán, y fue uno de los jefes militares comisionado por el gobierno de la ciudad de La Paz, para el recibimiento del Mariscal de Ayacucho.
Con la primera invasión de Gamarra, cuando se firmó el vergonzoso tratado de Piquiza, que significó el alejamiento de Sucre, el Teniente Coronel Ballivián, junto a los coroneles Armaza y Vera, derrocó al gobierno del Gral. Blanco, impuesto por el pérfido Gamarra.
Bajo órdenes del Gral. Andrés de Santa Cruz, participó en todas las batallas de la Confederación, siendo ascendido a General de Brigada.
El 3 de octubre de 1841 nuevamente fue invadido la República por el Gral. Agustín Gamarra. Ballivián como presidente provisorio enfrentó a los invasores en los campos de Ingavi el 18 de noviembre, derrotándolo totalmente. Allí murió en combate el General peruano Gamarra.
El Gral. Ballivián gobernó el país aglutinándolo y dándole el carácter de país próspero y respetado. Amargado por una oposición desenfrenada de Velasco y Belzu, renunció a la presidencia dejando el poder en manos del Gral. Eusebio Guilarte, en enero de 1848.
Expatriado a Chile, recorrió el sur de América, proscrito y ya pobre, por diversas ciudades, concluyendo en la ciudad de Río de Janeiro, donde se contagió de fiebre amarilla, falleciendo solo y pobre, alcanzando los santos óleos gracias a los cuidados de una hermana de la santa caridad, el 6 de octubre de 1852.
En el momento de su fallecimiento solo se encontraban junto a él sus compañeros de exilio, el señor Francisco Sires, el Coronel Hermógenes Pizarroso y el oficial Herrera.
El traslado de los restos mortales del Gral. José Ballivián, Presidente de Bolivia, y héroe de Ingavi, fue triste y vacío, los únicos acompañantes del féretro fueron tres militares bolivianos y algunos comerciantes de la capital, no estuvo presente ni el Cónsul de Bolivia, actitud muy criticada
Pero en la ciudad de La Paz, cuando recibió la infausta noticia el gobierno del Gral. Manuel Isidoro Belzu ordenó a las prefecturas del país celebrar exequias fúnebres el 15 de enero próximo, con asistencia de todas las corporaciones, y los honores al grado de Capitán General que obtuvo el Gral. José Ballivián.
El 27 de diciembre la Prefectura de La Paz dispuso, por órdenes del Gral. Belzu, abrir las fronteras del país para la familia del Gral. José Ballivián, pudiendo su esposa y sus hijos beneficiarse con la tercera parte del haber de Capitán General de Ballivián.
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