Meritorios atletas bolivianos

Las Olimpiadas que se realizan en Río de Janeiro han cautivado a parte de nuestra población, la cual ha dejado momentáneamente de bailar para centrar su atención en el desarrollo de las pruebas atléticas internacionales.

Un ejemplo de ello me lo brinda diariamente mi discípula periodística que ha dejado imaginariamente de vestir sus polleras para lucir ante mí sus atléticas indumentarias.

Como testimonio de mi anterior afirmación les cuento que anoche Macacha me recontó el medallero actual, lamentando con lágrimas que nuestros atletas no hubieran conquistado ni una de bronce.

Quise explicarle racionalmente nuestra falta de atletas, pero fui interrumpido por la cholita valluna, quien me aseguró que Bolivia cuenta con muchos atletas valiosos a quienes la política perjudicó, impidiendo su intervención en las Olimpiadas de Río de Janeiro.

Como primer atleta meritorio mencionó nada más ni nada menos que a nuestro presidente vitalicio Evo Morales. Cuando lo mencionó no pude menos que lanzar una sonora carcajada, aunque no logré perturbar a la cholita periodista, quien sin inmutarse explicó las virtudes atléticas del mandamás.

“Evo es un atleta boliviano porque hallándose con una rodilla lesionada viajó en su avión a saludar al nuevo Presidente de la República Dominicana y, luego, con la misma rodilla lastimada fue hasta La Habana a felicitar a Fidel Castro porque éste cumplía 90 años”. ¿No le parece, compadre, que nuestro Evo es un temerario y gran atleta que venció miles de kilómetros en avión para saludar a un amigo…?

Bajé la cabeza en señal de asentimiento: Evo es un meritorio atleta boliviano.

A continuación la cholita cochabambina nacida en Quillacollo quiso convencerme de que otro meritorio atleta boliviano es nuestro vicepresidente Álvaro García Linera por haber leído diez mil libros en su corta vida. La moción de la cholita periodista no me pareció muy acertada y así se lo dije, explicándole además que la actividad intelectual no está considerada como disciplina en las Olimpiadas, manifestándome la cholita Macacha con una risotada que el premio no sería dado al Vicepresidente por haber leído tanto, sino a sus nalgas atléticas por haber aguantado semejante