[Flavio Machicado]

El discurso presidencial y el modelo económico

II

No hay duda que en un período tan corto como de diez años, es muy difícil superar muchos o algunos de los obstáculos estructurales que tiene una sociedad como la nuestra, que apenas ha empezado a cambiar sus estructuras atrasadas tan solo hace un poco más de 60 años, donde la mayoría de su población era analfabeta además de su condición de siervos, con frágiles derechos civiles y ciudadanos. Sin embargo, si bien la larga caminata que tenía que iniciar Bolivia, inclusive desde su fundación, se tenía que dar con un “primer paso”, este fue lento y pendular, motivo por el cual su avance resulto siempre errático y la mayor parte de las veces en contramano de la historia.

Un país que no encare en serio la formación de sus recursos humanos, a quienes además tiene que ofrecerles un desarrollo personal permanente, especialmente con trabajo seguro y de calidad, sin empresarios emprendedores, donde estén garantizadas las reglas de juego, especialmente en el mediano y largo plazo, lo que representa un permanente desarrollo institucional, donde está explicita la independencia de poderes y la seguridad jurídica, no tiene muchas posibilidades de éxito, por lo que el actual modelo propuesto ya empezó a sucumbir sin llegar a la etapa de transición.

Es más, al margen que no se superó la estructura extractivista y dependiente, los demás actores del modelo como ser el empresariado y las cooperativas, al ser tan dependientes de la coyuntura externa y del gasto público, pueden también colapsar, dando lugar a la rutina conocida de presiones y protesta callejera que lo único que provoca es zozobra colectiva y debilitamiento de la llamada “gobernanza” o sea eficacia, calidad y buena orientación de la intervención del Estado, que proporciona a éste buena parte de su legitimidad. La economía comunitaria, en la práctica solo existe en el imaginario del actual gobierno, motivo por lo cual lo menciono, así como el movimiento cooperativo que desde su nacimiento tampoco tuvo un desarrollo orgánico, configurando una estructura empresarial confusa y discutible. El sector privado en el fondo existe dando brincos en la permanente incertidumbre jurídica e institucional que prácticamente vive en la sombra o protección del Estado.

Al parecer, estamos viviendo una etapa que es muy parecida al gobierno de la dictadura de Bánzer, a inicios de la década de los año 70, cuando su produjo un incremento sustancial en el precio del petróleo, abundante liquidez en el mercado mundial, dando lugar a los famosos “petrodólares” y al fácil endeudamiento externo, que posteriormente provocó el colapso de las economías en la llamada “década perdida” de los años 80.

Para ello, bastaría reproducir unos párrafos del documento de la Central Obrera Boliviana producido en el año 1979, denominado “Documento Económico de la COB”, en el que en la parte del análisis del modelo económico de la dictadura, se sostiene lo siguiente: “En el modelo que analizamos, el sector de la construcción fue el de mayor soporte, sin embargo, pese a su importancia también ha mostrado su vulnerabilidad frente al exterior dada la preponderancia de materias primas importadas y a la alta dependencia de la liquidez de las clases pudientes que son en realidad las principales financiadoras y compradoras de los edificios de lujo que fueron construidos en el pasado. Este sector, junto al de servicio, de comercio y finanzas al ser el más dinámico, no hicieron otra cosa que demostrar el carácter especulativo del modelo económico imperante, y que empezó a desmoronarse al no contar con el estímulo de los préstamos externos”.

“Pero el modelo no solo extrajo los beneficios que obtuvo el país por los altos precios de nuestras materias primas, por préstamos que dieron lugar a un consumo superfluo, sino que también llevó a la quiebra a nuestras principales empresas estatales, las que además de pagar exagerador tributos, fueron objeto del despilfarro en el gasto e inversión innecesarias, transfiriendo con ello las ganancias a la burguesía nacional e internacional”.

En pocas palabras, tampoco en aquella etapa de una coyuntura externa favorable se produjo alguna transformación que luego hubiera dado paso a un cambio de la estructura económica prevaleciente, al igual que hoy, donde la coyuntura fue muchísimo más ventajosa y que ahora solo puede mostrar una estructura económica de producción básicamente extractiva. Junto a megaproyectos que tienen una dudosa posibilidad de éxito, por su naturaleza y mercado comprador inseguro.

El Ing. Com. Flavio Machicado Saravia es Miembro de Número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.

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