Miliunanochesca danza de millones

A lo largo de toda la historia de Bolivia, la población y el Estado siempre se encontraban sin recursos y sin respaldo monetario, excepto en pocas oportunidades, como en el gobierno del presidente Andrés de Santa Cruz. Pero, al contrario de ese antecedente, el país se encuentra en la actualidad con una serie de informaciones oficiales que hacen saber que estamos viviendo una etapa que, sin exageración, podría denominarse de “estar nadando en plata”.

En efecto, en tiempos recientes las informaciones que proporciona el Ministerio de Economía hacen conocer que supuestamente estaríamos pasando por una etapa miliunanochesca, casi imposible de considerar que se trata de algo real y que solo sería efecto de una distorsión fantasiosa del pensamiento, una luna de miel que causaría la muerte de envidia de cualquier país contemporáneo que es víctima de la crisis provocada por el derrumbe de los precios de las materias primas.

El detalle de esas informaciones en sentido de que estamos rodeados de riqueza, como en la cueva de Alí Babá, es realmente envidiable. En primer lugar, el ministro Arce Catacora reveló que la inversión pública en los últimos diez años llegó a la suma de 30.549 millones de dólares en proyectos de infraestructura, aunque no detalló cuáles eran esos proyectos ni los costos por unidad.

Otro dato asombroso es que Bolivia ya no solo tiene una economía “blindada”, sino que posee una “musculatura” admirable de 45.000 millones de dólares, producto de las reservas internacionales, los ahorros de los trabajadores en las AFP y los depósitos de la población, según el vicepresidente García Linera.

De tan ambiciosos indicadores, los voceros del Estado sacan la conclusión de que “Bolivia no está en crisis económica” y debido a algunas causas externas, solo estaría viviendo una etapa de descrecimiento, pues, según el primer mandatario, en su discurso ante la Asamblea legislativa realizada en Tarija, aseguró que la economía se contrajo y hemos caído en crecimiento al 4,3 por ciento, o sea una cifra muy por debajo del cinco por ciento que el ministro Arce Catacora anunció días antes y que hizo tambalear a todos los sectores sociales del país, en particular a los que estaban seguros de que podrían gozar del “segundo aguinaldo”.

Entre tanto, la danza de millones y que “vamos bien” choca con algunas realidades, como la caída de la producción de hidrocarburos, la creciente parálisis de la industria, el colapso de la agricultura, la creciente importación de alimentos con divisas originadas en las reservas internacionales, la notable actividad del contrabando de artículos alimenticios y de vestir, el crecimiento de la deuda externa y otros tantos, todo lo cual originaría la debilitación política del régimen y el anuncio presidencial de que la seguridad del Estado se encuentra en manos, en primer lugar, de las Fuerzas Armadas y, en segundo término, de los movimientos sociales que atraviesan por un proceso de fragmentación debido a la ruptura del Pacto de unidad.