Se afirma que la educación es uno de los pilares en los cuales se sustenta el desarrollo de un país. ¡El nivel de desarrollo de un país es directamente proporcional a su nivel de educación! ¿Cómo está Bolivia desde hace una década? Se dice que la inversión en educación en 2015 fue de Bs 20.709 millones, la deserción bajó y que los docentes interinos (o improvisados) bajaron a un 2.5 (2015). (LE N° 731). El 30% de los docentes tiene 60 o más años, con 20 o 30 años de trabajo y que deberían jubilarse, mas se les exige “actualizarse”. Y por último -el colmo- el Ministro del ramo dice que la Ley 070 A. Siñañi y E. Pérez es más política, que nos pone ante una realidad que a veces no vemos -o no queremos ver-. ¿Hay calidad educativa? Veamos.
Según Michael Muñoz: calidad educativa es satisfacer las aspiraciones del conjunto de los sectores integrantes de la sociedad. Grelos apunta a que el alumnado acceda a conocimientos, capacidades destrezas y actitudes que represente a un país (unificado) en relación con la globalidad mundial -de la que no podemos abstraernos caprichosamente, excepto si queremos disimular nuestra incompetencia-. Es más, Philip B. Crosby y Kaoru Ishikawa aconsejan determinar -para un proceso educativo de calidad- planear una línea base que transite el proceso de aprendizaje con cinco dimensiones: filosofía (relevancia); pedagogía (eficacia); cultura (pertinencia); sociedad (equidad) y economía (eficiencia).
En Bolivia la Ley 070 A. Siñani y E. Pérez, denominada “socio-comunitaria” por su matiz “pluricultural” se presenta de forma abstracta (desordenada y subjetiva) que no permite un currículo univoco, pues Bolivia ha sido escindida en 36 “naciones” (culturas) “acomodadas” en tres regiones: altiplano, valles y oriente, lo que no garantiza un aprendizaje unívoco. Los docentes -sin importar su edad- hacen lo posible por -instruir- administrar el currículo, incluso improvisando métodos; sobre la base de 4 elementos: ser, saber, conocer, hacer, que en el momento de evaluar no pueden determinar los reactivos que evalúen estos “elementos”. Por ello, los aprendizajes son estancos (regionales). Ni qué decir de las libretas de calificaciones virtuales ¡todo un bodrio!
¿Qué sucede? Se demuestra lo que el Ministro del ramo sentenció en alguna oportunidad ¡la Ley 070 es -para hacer- “política”! ¿Busca adoctrinar al alumnado? Huelga la respuesta, de hecho, fácticamente en una Bolivia de 36 “naciones” con sus propias lenguas, se requiere 36 líneas base; 36 modelos curriculares; 36 didácticas, etc., supeditada a la cultura de “su” región. ¿Será que el reparto de computadoras con la foto de Evo y que permanecen en sus cajas o aparecen desmanteladas en basureros, es parte del objetivo político oficial? Lo cierto es que las cinco dimensiones no pueden ajustarse a los usos y costumbres de cada “nación” ¡Un absurdo!
Entonces, la filosofía (relevancia); pedagogía (eficacia); cultura (pertinencia); sociedad (equidad) y economía (eficiencia) que el postmodernismo exige, está ausente con la Ley 070, en consecuencia los responsables -Ministro, directores, docentes- no promueven una calidad educativa que permita asimilar el avance de los conocimientos postmodernos. En consecuencia, invertir Bs. 20.709 MM o tener 60 años o más no motiva una “actualización”, es más, es irrelevante ante una educación política (sectaria) por lo que, simplemente, la calidad educativa sigue en duda, o no existe.
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