Brasilia.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones y que a partir de hoy enfrentará la fase final del juicio político que le puede costar el cargo, dijo ayer que el proceso es “una farsa” tejida por la “elite” económica.
Rousseff participó en un acto realizado en un pequeño teatro de Brasilia al que acudieron cientos de personas, ante las que volvió a proclamar su inocencia e insistió en presentarse como víctima de un “golpe de Estado”.
La mandataria rechazó por enésima vez las acusaciones que pesan en su contra, fundamentadas en graves irregularidades fiscales y dijo que el proceso es “una farsa” montada por la “elite brasileña” para “acabar con las conquistas sociales” de los últimos años.
Según Rousseff, el “poder económico” y la “elite conservadora”, junto con “sectores de la prensa”, intentan implantar unas políticas de corte neoliberal para “privatizar todo lo que puedan” y someter “la soberanía brasileña a los grandes capitales”.
El capítulo final del proceso de destitución de Rousseff, que se arrastra desde diciembre pasado, comienza hoy, cuando el pleno del Senado se reunirá para escuchar por última vez a los testigos de la parte acusadora y de la defensa.
Luego, el lunes 29 de agosto, presentará su testimonio la propia Rousseff, quien decidió ejercer su defensa personalmente por primera vez desde que se instauró el proceso. (EFE)
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