Margaret Anstee nos ha dejado para siempre

Para la presente nota, tenía elegido el tema del conflicto minero, que apenas empieza con pronóstico reservado y con muchas incógnitas que resolver, ya que se trata de un obstáculo estructural de larga data que debería ser motivo de preocupación colectiva por las discutibles raíces que tiene y por su existencia misma, tan artificial como improductiva.

Sin embargo, hoy (ayer) a las 4 de la mañana dejó de existir en su hogar, en Inglaterra, Margaret Anstee, que ha sido una persona muy allegada a nuestro país y de muchos bolivianos que seguramente recibirán con pena esta lamentable noticia, aunque conservarán, por siempre, la afabilidad y cariño que permanentemente demostraba, no solo con los amigos sino con todas las personas que estaban a su alcance, con mayor razón con aquellas que trabajaban con ella.

Por lo tanto, antes que el tiempo borre de nuestra mente su bondadosa imagen, quiero compartir con todos nosotros los principales rasgos personales que caracterizan a esta extraordinaria persona, que ha dado a Bolivia y a los bolivianos toda su sabiduría y energía en la búsqueda de soluciones para que supere su estado de atraso y subdesarrollo. Como lo sostuvo Jimmy Carter, ex Presidente de los Estados Unidos de América (Premio Nobel de la Paz en 2002): “Nadie ha vivido durante estos principios más desinteresada o diligencia que Margaret Anstee. Su vida... es fuente de inspiración, y su historia es muy recomendable”.

En efecto, no solo que salió de la Universidad de Cambridge con honores, también fue reconocida por la Reina Isabel II como “Dama Comandante de la orden de San Miguel y San Jorge”, que es una alta distinción de la corona inglesa, a la que fue la primera mujer Representante de las Naciones Unidas en el planeta y en cuya organización permaneció por 40 años, llegando a ocupar el cargo de Sub Secretaria General, luego de estar en varios países a la cabeza de esta institución. Como sostuvo Javier Pérez de Cuéllar, ex secretario general de las Naciones Unidas, “... Se convirtió, con todo mi apoyo y el placer, la primera mujer Secretaria General Adjunta”.

En efecto, Margaret fue Representante de las Naciones Unidas en Bolivia, en los años 60, siendo muy joven, dando lugar a una estrecha amistad con los líderes de la Revolución Nacional, en especial el Dr. Víctor Paz Estenssoro, quien en su último gobierno gestionó ante el Congreso Nacional para que se le otorgara la ciudadanía boliviana, que siempre la llevó con orgullo, y a su vez le concedió el Cóndor de los Andes, como un reconocimiento a su labor diplomática y profesional a favor de nuestro país, que desde aquel entonces hasta, que llegó el gobierno de Evo Morales, pese a que le ofreció su colaboración que fue desestimada, nunca dejó de prestar sus buenos oficios con la comunidad internacional a favor de nuestro país, cualquiera que fuera el signo político prevaleciente.

Naturalmente, también conoció en la década de los años 60 a otros notables líderes y profesionales del MNR como Roberto Jordán Pando y Alfonso Gumucio Reyes, solo para mencionar a los más emblemáticos de aquella época, ya que también fue amiga de don Hernán Siles Zuazo y Juan Lechín Oquendo. Precisamente conocí casualmente a Margaret en el 1961 cuando coincidentemente ella estaba en el aeropuerto de El Alto, despidiendo al Gral. Juan Lechín Suárez con la presencia de su medio hermano Juan Lechín Oquendo. Viajaba a Chile para concluir mis estudios.

Más tarde, durante el gobierno de Salvador Allende, que es cuando consolidé mi amistad con esta admirable y querida persona, a Margaret que fue Representante de Naciones Unidas le tocó vivir el cruento golpe militar de Augusto Pinochet, que ante el peligro de perder la libertad y la vida, especialmente para los exiliados políticos, organizó una Misión del Alto Comisionado para Refugiados de Naciones Unidas, que propició la conformación de varios refugios, que al tener inmunidad diplomática, logró protegerlos. En ese entonces trabajaba para la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO), que al estar bajo el paraguas de esta institución me permitió colaborar a Margaret esta complicada misión, reclutando a los ciudadanos bolivianos que estaban exiliados en Chile con el objeto de llevarlos a Suecia.

En los años 60, Margaret también organizó un Hospital en Potosí bajo su responsabilidad y peculio, con el objeto de atender a los más necesitados, que duró por muchos años hasta que las condiciones fueron desfavorables. Para ello, contó con personas muy queridas para ella, dignas de toda su confianza que coadyuvaron en esta tarea con igual dedicación y esmero.

Durante el gobierno de la UDP, Margaret organizó un encuentro con el Secretario General de Naciones Unidas, altos funcionarios de organismos internacionales y de gobiernos amigos, con el objeto de lograr el mayor apoyo posible al programa de gobierno que había propuesto al Dr. Siles en mi segunda gestión como Ministro de Finanzas. Se logró un apoyo unánime y sin condiciones por toda la comunidad internacional allí presente, que lamentablemente no pudo concretarse no solo en virtud a que me vi forzado a renunciar a mi cargo al poco tiempo, sino porque el propio gobierno acordó un nuevo esquema que, al parecer, no mereció la confianza y la credibilidad que se había conseguido en esa oportunidad, tan excepcionalmente lograda por el peso específico que tenía Margaret en el concierto internacional.

No solo acompañó este difícil como complicado proceso, sino que también estuvo presente en todos los momentos en que fue convocada, sea para mediar con otras instancias de la comunidad internacional, como para recibir un acertado consejo u orientación profesional, dada su amplia experiencia y su compromiso con nuestro destino.

Lamentablemente, la salud no le permitió seguir viniendo al país, pese a que había construido una casa en pleno altiplano que era un lugar de su preferencia. Esta vez a orillas del Lago Titicaca, donde podía disfrutar de la visión del gran coloso que es el Illimani y a la vez del lago mayor, juntando de este modo dos parajes andinos de singular belleza y armonía con la naturaleza.

En esa casa vivió Margaret, propiciando sendas tertulias con diversas personalidades del mundo político, social y cultural boliviano, donde el tema principal era, desde luego, el destino nacional y de sus habitantes, con quienes siempre estuvo comprometida. Cuando vino la última vez, bastante delicada de salud, lo hizo para despedirse de sus amigos bolivianos aunque las limitadas fuerzas que le quedaban no le permitió más que una corta estada que de todas maneras fue, como siempre, muy apreciada. Que Dios la tenga en su seno.

El Ing. Com. Flavio Machicado Saravia es Miembro de Número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.