Las vacas flacas tienen la culpa

Como gran parte de la ciudadanía también me siento conmovido por los últimos sucesos acaecidos en nuestro país que dejaron un saldo de varios muertos, siendo el de mayor repercusión la muerte del señor Rodolfo Illanes, quien desempeñaba el cargo de Vice Ministro de Régimen Interior.

Como comprenderán mis lectores, la relación de esos hechos sangrientos, mejor dicho, el relato de los mismos correspondió a mi corresponsal acreditada en el Palacio Real de la plaza Murillo, quien a las 6 de la mañana ya se encontraba allí, luego de haber sido testigo del revuelo que se armó en la casa de gobierno ante la trágica desaparición del viceministro Illanes, que obligó a una urgentísima reunión de Gabinete a la cual asistieron los ministros de Evo inquietos y nerviosos ante el imprevisto fallecimiento del mencionado señor, algo que jamás había sucedido durante más de una década de gobierno masista.

Según me cuenta mi corresponsal valluna, el nerviosismo hizo carne en todos los ministros de Evo, imponiéndose el Presidente Vitalicio, quien ordenó a la ministra de Comunicación, la señora Paco, que convocara a una conferencia de prensa a las 6 de la mañana, en la cual el Primer Mandatario explicaría a la nación lo que había sucedido en la víspera.

La señora Ministra, que era una de las más afectadas ante el suceso, cumplió su tarea y el presidente Evo informó a la nación y al mundo acerca del horrendo suceso.

La cholita cochabambina me dijo “ese es el relato de lo que pasó la mañana del viernes… pero yo le voy a decir, compadrituy, que el principal causante de todo este “chenko” son las vacas flacas que han llegado a nuestro país y es culpa de esas vacas flacas que las cooperativas mineras y el gobierno de mi jefecito Evo han empezado a discutir y a pelearse, pues cuando estábamos con vacas gordas, Evo y las cooperativas mineras estaban chochos y de un confite; ahora no pueden verse, como pasa entre casados a los cuales castiga la pobreza…”.

Agaché la cabeza en señal de aprobación a sus palabras tan sabias y al mismo tiempo lamenté que se produjeran sucesos tan tristes, sabiendo el pueblo boliviano que ha llegado el tiempo de las vacas flacas y deberíamos ser veraces y solidarios. Agradecí a mi discípula periodística porque muchas veces me enseña las verdades que ella aprendió en la Escuela de la life que está en Quillacollo.