Hugo Mendieta Pedrazas
Hace pocos días concluyó uno de los eventos deportivos más deslumbrantes para la comunidad internacional, en el cual hemos disfrutado una competencia diversa, no solo por las habilidades de los atletas, sino también por el colorido y belleza en sus vestimentas nacionales.
Paralelamente como es de suponer, han mostrado esfuerzo, destreza, alegría y lágrimas tras lograr un lugar en el podio, y también dolor al no poder lograr algo para sus países, es más, se ha podido ver la grandiosidad del evento, como dice el columnista deportivo Jorge Barraza “Los juego Olímpicos son la primavera del deporte en el que se ve florecer a los atletas participantes”. En adición, no se debe omitir la extraordinaria y cuidadosa organización, felicidades, Brasil.
Han participado en el mismo 206 Comités Olímpicos Nacionales (CON), 11.551 atletas en 52 disciplinas deportivas. ¿Y quiénes son los países exitosos?, los que se dedican a promover el deporte, los que invierten esfuerzos, recursos económicos, los que aman esta actividad sana y gratificante para la juventud, lo más importante, los que incentivan esta actividad sin pensar en ideologías tontas, y sesgos políticos: EEUU de Norte América, Reino Unido, China, Rusia y Alemania, solo para nombrar a los más trascendentes. ¿Y dónde está ubicada nuestra querida Bolivia?, tenemos que aceptarlo con tristeza, en la cola, al final de la tabla.
De manera ponderable, un periodista de un matutino local señala que los marchistas nacionales tuvieron mejor desempeño en Río 2016, es cierto, ya que Ángela Castro ocupó el puesto 18 en marcha de 20 Km, frente al puesto 34 de Giovanna Irusta en Atlanta 96. Podríamos decir con absoluta seguridad que ellos hicieron lo que más pudieron, considerando la carencia total de apoyo de las instituciones que están ligadas al quehacer deportivo.
Una comparación un poco grosera con otros países que lograron preseas: Islas Fiji, una presea de oro con una población de 885.000 habitantes, logra su independencia en 19709; Barein una presea de oro y una de plata con solo 700.000 habitantes, país con vida independiente desde 1971. Se menciona solo estos dos casos como ejemplos típicos frente a nuestra realidad tremendamente pobre en lo deportivo.
Nuestra situación frente a los anteriores casos es que cumplimos 191 años de independencia y tenemos una población cerca de los 11.000.000 de habitantes en conformidad con el último censo.
Es una pena que los gobiernos bolivianos nunca se hayan preocupado por promover el deporte con programas serios. ¿Qué hace el Viceministerio de Deportes, el INSEF, los colegios, las instituciones de educación en deporte? Podríamos responder NADA. El actual gobierno ha creado los Juegos Estudiantiles Plurinacionales “Presidente Evo Morales”, todos sin resultado positivo, simplemente tienen un alto contenido político y bañado de engaño a la juventud estudiosa.
En mi criterio y debería ser criterio de todos, las universidades, y el ciclo de Educación media cambien de manera radical sus estructuras en el área deportiva. Por ejemplo la malla curricular o plan de estudios debe incluir materias relacionadas con el deporte para la formación y cultura física. Y es el Estado el que debe implementar con material deportivo e infraestructura apropiada. Paralelamente, se debe contratar personal técnico extranjero, altamente calificados en el área (entrenadores), y hacer evaluaciones periódicas para conocer el progreso de los estudiantes. Las universidades del país por su potencial humano deben ser la fuente principal de nuestros atletas, en caso contrario, estén positivamente seguros que ni en cien años vamos a lograr una cultura deportiva mediana, y menos una presea en la primavera del deporte.
El autor es Ing. Agr.
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