Adolfo Suárez Velarde
Hechos recientes sacan una vez más a relucir que una mala decisión puede acarrear graves consecuencias. Esos lamentables sucesos se los pudo haber evitado, si había una buena evaluación del conflicto, elaborando un buen Plan de Operaciones y no entregar a un inocente a una muerte anunciada. Este acontecimiento fratricida lo podemos comparar con la novela del Gabo, “Crónica de una muerte anunciada”.
Para nadie es un acertijo que tanto la Policía Boliviana como las Fuerzas Armadas responden a una estructura orgánica verticalizada. De igual forma en las estructuras de decisión del gobierno no hay “librepensantes” o con iniciativa. A qué quiero llegar; el viceministro Illanes sin la anuencia de los niveles de decisión del gobierno no podía haber dado ese paso equivocado. Tanto el Ministro de Gobierno como el Presidente, que estaban al tanto de los acontecimientos, pudieron haberle dicho que no vaya a ese encuentro en procura de diálogo. Pero, ¿qué pasó?, el doctor Illanes fue a entregarse a unos grupos ebrios de violencia, sin control emocional. ¿Dónde estaban los dizque llamados asesores del gobierno?, incluyendo al señor Quintana, que supuestamente tiene formación militar, formado en la Escuela de Las Américas por los americanos en Panamá, por la década de los 80. Cómo van a enviar a una persona que para los mineros era el objetivo que esperaban para descargar su odio acumulado hacia una estructura que les puso el dedo en la llaga, como es tocar sus bolsillos y hacerles alterar sus negociados económicos con transnacionales, que apuntaban a darles jugosos dividendos, fruto de una explotación minera cooperativizada que goza de aranceles impositivos privilegiados, como es el pago mínimo del 1%, mientras que las demás empresas del rubro pagan el 10%.
Cómo fue a meterse en la boca del volcán el señor Viceministro, buscando diálogo donde todo arde en descontrol, mientras a pocos metros la policía seguía masacrando a los de su sector. Acaso la lógica o el razonamiento, sin ser un estratega, nos aconseja que primero hay que crear un clima de distensión, apaciguando las aguas, para recién enviar un mediador que busque el diálogo, y no enviar un pobre inocente imbuido de buenas intenciones, pero con una mínima probabilidad de regresar con vida.
Los asesores debieron decirle a la autoridad decisoria que no era conveniente dar ese paso de enviar al señor Illanes a una muerte segura, pero al parecer aquí se buscaba víctimas de ambos bandos; los mineros ya llevaban la delantera al Gobierno, y era imperativo para el gobierno buscar el equilibrio generando un muerto de su lado. Cuando eso se logró por ambas partes, recién las aguas buscaron su cauce natural. Pero la pregunta es: ¿era necesario llegar a este extremo como en los gobiernos dictatoriales, que querían imponer sus propósitos sembrando el terror?, utilizando los fusiles que son para otros fines, para lograr sus objetivos.
Señor Presidente, no se equivoque, no todos los que tiene de su lado son sus leales. Las políticas erráticas nos están empujando a un Estado fallido, con aquellos que en un tiempo estaban codo a codo con usted, pero al quitarles sus privilegios, lamentablemente este fue el resultado. Un gran estratega político decía: No existen aliados, existen intereses.
Es bueno recordar una vez más que los fusiles no son para matar al pueblo, son para defender a nuestra Patria de agresiones externas. Por otro lado, la democracia es un sistema de gobierno de libertades y obligaciones, donde el pueblo expresa libremente y por diversos medios sus ideas, reclamos, apoyo o desaprobación; y que la solución de los problemas se logra mediante el diálogo y la concertación, y no derramando la sangre de hermanos bolivianos que tienen derechos como los suyos y los míos. Lamentablemente estamos retrocediendo a la época de gobiernos dictatoriales, pero disfrazados de demócratas, más aún, con caretas de socialistas. ¿Acaso el socialismo, señor Presidente, no es buscar el vivir bien, sin discriminación, distribuyendo la riqueza del país equitativamente entre todos?, y no creando una nueva clase burguesa detrás de un partido político.
Quizás el verter libremente mis ideas me signifique engrosar las filas de los detractores del gobierno, como sucedió en el pasado, cuando nos opusimos al uso de las FFAA para reprimir al pueblo alteño, situación en la cual pedí la renuncia, mediante una carta abierta, al ex presidente Sánchez de Lozada un 13 de octubre de 2003, para que usted suba al gobierno. Pero como dice el dicho, el que nada tiene nada teme, y seguiremos luchando por nuestros ideales, resaltando lo bueno y reprochando lo malo.
Dios bendiga a nuestra amada Patria.
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