Bolivia, un país con más de diez millones de habitantes, precisa una serena conducción del gobierno, exento de odio y para todos los bolivianos, de modo que estos tres años que faltan, sean de apoyo a una verdadera democracia, en un estado conflictivo.
La mayoría ciudadana, no identificada con partidos políticos, cree que se debe cumplir el periodo constitucional, de tres años que faltan, a fin de entregar un gobierno que sea para todos los bolivianos. En este contexto, aquí no hay ciudadanos de derecha o izquierda, sino con los mismos derechos y obligaciones, dentro de un proceso democrático y constitucional y cuyo gobierno debe retirarse con el deber cumplido y con las mejores intenciones. Todo ello significa cambios estructurales, que modifiquen las reglas de juego, con moderado manejo de la economía a fin de poder salir de esta crisis que aflige a todos y que se cierne como una espada de Damocles.
Esa mayoría independiente exhorta a la cúpula gobernante para que haya renovación de figuras y no se insista con los mismos, ya que hay ciudadanos de gran capacidad y que solo esperan consideración en el momento debido. Es siempre bueno renovar en todos los campos. Este cambio se hace necesario para tener un gobierno significativo, en provecho de las mayorías. Actualmente Bolivia tiene un gobierno indígena, que debe gobernar de la mejor forma posible y demostrar capacidad, sin discriminación alguna. La ciudadanía honesta y responsable considera que ha llegado el momento de relegar las rencillas personales y de grupo para lograr un estado de comprensión entre gobierno y opositores, porque la mayoría está cansada de la política de enfrentamiento. Es preciso levantar banderas de paz, para tranquilidad del pueblo boliviano. Es preciso estar unidos, para enfrentar malas condiciones climatológicas, la sequía que castiga a varias regiones del país y sobre todo la pobreza que afecta a habitantes del campo y las ciudades.
Es lamentable el enfrentamiento de trabajadores mineros con fuerzas policiales, que ha dejado un saldo de heridos y muertos, entre ellos el viceministro Rodolfo Illanes.
Es urgente que cese la ola de violencia, para que haya un clima de comprensión. Deben cesar la persecución política y las represalias, pues todos tenemos derecho a vivir en armonía. Es necesario que los organismos policiales proporcionen seguridad ciudadana y no aviven el enfrentamiento con los trabajadores.
La Central Obrera Boliviana, las federaciones de mineros y otras organizaciones sociales tienen que recobrar su independencia sindical, a fin de no tener compromisos con el gobierno y puedan hacer sus demandas con libertad de acción.
El país debe ir paulatinamente a la descentralización a fin de que las regiones puedan usar sus recursos propios, en beneficio de alcaldías y gobernaciones, solo así lograremos progreso y desarrollo.
El autor es Profesor Emérito y ex-autoridad universitaria de la UMSA.
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