Los actuales gobernantes del Estado Plurinacional, constantemente en todas sus diarias declaraciones, repiten como parte de su libreto, que la vida colectiva de los bolivianos comenzó con este gobierno el año 2006, pues antes todo fue malo, desastroso, indigno, etc.
El régimen de los movimientos sociales (cocaleros) está constreñido en una persona, el caudillo-presidente, que permanentemente arremete contra el neoliberalismo, el capitalismo, el imperio, la derecha, la oposición y el pasado histórico de nuestra Patria, discurso repetido por el Vicepresidente y los varios portavoces del gobierno, exaltando los éxitos del régimen “como nunca antes”, cuando en verdad como nunca antes, los ingresos al tesoro público (aunque no todos tuvieron ese destino) por los altos precios de las materias primas (comodities) fueron únicos en nuestra historia económica, lo que dio lugar no sólo a inversiones públicas importantes (no todas acertadas), sino al despilfarro, y administración discrecional de los recursos públicos, que son de todos los bolivianos.
Hace unos días en un evento oficial denominado “Cumbre Departamental Productiva de Pando”, el Presidente del Estado Plurinacional dijo: “…cada autoridad que pasa, deja siempre algo planificado, antes no había”. En esta declaración algo contradictoria, pues si cada autoridad deja algo, cómo es que antes no había, hagamos énfasis en el “antes no había”, pues parece que el Presidente desconoce que ya en el proceso de la Revolución Nacional, el año 1962 se presentó el “Plan Decenal de Desarrollo”, elaborado por el equipo liderado por Roberto Jordán Pando y que para su tiempo fue un excelente trabajo de planificación económica, pues se creó el Ministerio de Planeamiento y en consecuencia se adoptó la planificación como herramienta importante del desarrollo. Más tarde en el gobierno del Gral. Alfredo Ovando se propuso la “Estrategia Nacional de Desarrollo”, documento que contemplaba casi todos los aspectos o variables que hacen al desarrollo económico y social, y que pese a su tiempo en algunos aspectos sigue vigente.
El vicepresidente García Linera, en un acto de entrega de un sistema de riego en San Jacinto, norte de Tarija, refiriéndose al lamentable asesinato de un funcionario de gobierno en el problema con los cooperativistas mineros, dijo: “somos gobernantes que entregamos la vida por lo que creemos y esto marca una diferencia con todo lo anterior, somos gente que entrega la vida”, en estas palabras encontramos también la idea machacada del “nunca antes”, cuando expresó: “... marca una diferencia con todo lo anterior”. Es decir que nunca antes hubiera perdido la vida algún funcionario en el ejercicio de sus labores, cuando nuestra historia está llena de actos de heroísmo o audacia, de presidentes y políticos que pretendían tomar el poder, que personalmente encabezaban los enfrentamientos armados, y ha pasado a la historia la figura del mayor Gualberto Villarroel López, que pese a que algunos militares leales le presionaron para que abandone Palacio, éste como un capitán que no abandona el barco, prefirió quedarse y morir a manos del populacho que luego de victimarlo arrojó su cuerpo a la calle, para luego ser ahorcado, sacrificio del joven y talentoso militar, que abrió las puertas a los cambios profundos que se dieron pocos años más tarde con la Revolución Nacional.
El desconocer y negar la historia, ya sea por ausencia de conocimientos o de interés ideológico, importa negar lo que es la Patria, pues no olvidemos que somos el producto de nuestra historia.
La permanente condena al pasado, desconociendo las glorias en defensa de nuestra heredad y por mejores condiciones de vida, que ha costado sangre del pueblo valeroso como es el nuestro, demuestra la tendencia “maniqueísta” de los gobernantes de turno, que sostienen que ellos son los buenos, los eficaces, los mejores, los únicos y señalados por los dioses (seguramente la Pachamama) para gobernar, los demás son los malos, incapaces, réprobos, derechistas, etc.
No olvidemos que la maestra de la vida, la historia, nos enseña que: “el presente sin pasado, no tiene futuro”.
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