Extracción de oro
• El mercurio es una problemática mundial por los daños que ocasiona en la salud de los sistemas vivos
Las actividades relacionadas con la extracción de minerales ferrosos y no ferrosos, con o sin hierro, la explotación de cal, la producción de cemento, la industria minera aurífera y la recuperación artesanal del oro, son contaminantes del medioambiente en Bolivia, por la liberación de Mercurio, uno de los métales más tóxicos del planeta.
La aseveración es del científico boliviano Carlos Molina del Instituto de Ecología, colaborador del estudio “Línea de Base sobre los Usos, Emisiones y Contaminación de Mercurio”, una investigación publicada por los ministerios de Medio Ambiente y Agua y el de Relaciones Exteriores y Culto del gobierno boliviano con el apoyo del Instituto de Investigaciones de Francia (IRD por sus siglas en francés) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).
“Se ha identificado que el sector minero es el que contribuye significativamente a las emisiones del metal pesado en el país, con aproximadamente el 50 por ciento de las 133 toneladas que se emiten por año, y que representan el siete por ciento de las emisiones en el mundo”, explica Molina.
El estudio presentado este mes ratifica el Convenio de Minamata que fue suscrito por Bolivia en 2013 junto a otros 140 países, ya que la contaminación por mercurio es una problemática mundial por los daños que ocasiona en la salud de los sistemas vivos y consecuentemente en el ser humano.
El convenio internacional lleva el nombre de Minamata, que hace referencia a una ciudad de Japón, donde hace 50 años se produjo uno de los mayores desastres industriales con cerca de 900 muertos y más de 2000 afectados, los ecologistas afirman que el hecho no fue “un accidente” y que se produjo a causa de la negligencia, la búsqueda del lucro económico y el desprecio al medio ambiente.
Las personas del lugar mostraron extraños síntomas como falta de coordinación y sensibilidad en manos y piernas, pérdidas de visión y audición y, en casos extremos, parálisis e incluso muerte, pero tuvieron que transcurrir 12 años para que se determine con exactitud las causas, aunque desde el comienzo se sospechó de una empresa química responsable. Se descubrió que una factoría de la corporación Chisso estuvo vertiendo, de forma oculta, grandes cantidades de Mercurio a una bahía cercana.
Su uso ya está satanizado, revela Molina, por ejemplo en los países de Europa ya no se lo utiliza, sin embargo somos el sexto país de Latinoamérica que recién cuenta con un inventario sobre esta clase de emisiones contaminantes, mientras que el resto de las naciones incluso vecinas no tienen una línea de base de estudio sobre la problemática ambiental.
El investigador considera que somos “privilegiados” desde el puntos de vista que son pocos los países que cuentan con su inventario de Mercurio, “esta información nos debería ayudar a tomar algunas decisiones a partir del gobierno para reducir estas liberaciones de Mercurio en el ambiente, pero antes hay que generar un conciencia sobre la problemática entre la ciudadanía y sobre todo entre los mineros”,
“Uno de los principales contaminantes que proviene del propio Mercurio es el Metilmercurio que es 10 veces más toxico que el metal. Su transformación se produce por la actividad de bacterias que originan la metilación y demitilación”, asevera el experto.
RECUPERACIÓN DE ORO
En el estudio “Línea de Base sobre los Usos, Emisiones y Contaminación de Mercurio”, también se revela que la recuperación artesanal de oro a pequeña escala, es el sector más complejo de controlar, porque algunas veces su actividad puede darse clandestinamente y donde hay un mismo tráfico del metal tóxico.
Molina considera que es muy complicado controlar esta clase de actividad, por lo que, “para precautelar la misma salud de los mineros y del ambiente, hay que hacer campañas de difusión de esta problemática y reducir estas emisiones en el ambiente”. Esto puede darse a través de una “minería verde”.
La actividad minera de la recuperación del metal precioso, se da principalmente en los márgenes de los ríos de la cordillera Real desde el altiplano, los Yungas y la Amazonía.
Los estudios establecen que son los peces la principal ruta de exposición de la contaminación por ser parte de la cadena trófica, por lo que “viendo los hábitos alimenticios de las comunidades pesqueras no se puede impedirles el consumo de los pescados, ya que son única fuente de proteínas, por lo es necesario un estudio más profundo de las cadenas tróficas o alimenticias en la región amazónica”.
En la publicación “Línea de Base sobre los Usos, Emisiones y Contaminación de Mercurio” se revela también que la zona amazónica de Bolivia es particularmente sensible a la contaminación, debido a que sus suelos contienen de forma natural, una alta concentración del metal tóxico, superando 10 veces el promedio anual.
Los sistemas acuáticos, en el Amazonas, son favorables a la transformación del Mercurio en una de las especies orgánicas del propio metal como es el Metilmercurio más toxica para los organismos vivos y con alta eficiencia de transferencia en la cadena trófica y consecuentemente a los seres humanos.
El paisaje amazónico, se detalla en el estudio, y el uso del suelo ha cambiado de forma drástica en las últimas décadas debido al incremento de las actividades humanas como la agricultura, deforestación y minería, generando un aumento en la erosión de los suelos y la liberación de Mercurio contenido en ellos.
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