Seguridad es parte del desarrollo humano

Los estudios científicos y sociológicos concuerdan en que la seguridad no solamente depende que sea la física, sino que tiene que ver también con la libertad de poner de manifiesto sus aptitudes mentales y físicas, así como la voluntad de ser activo e incluso creativo.

De esta manera, el ser humano pone en juego todas sus posibilidades de desarrollarse. Es decir, crecer y crear, en suma de ser capaz de darse su propia seguridad, sin necesidad de resguardos ajenos, sino de generar la propia. Con su comportamiento, con el despliegue de su ingenio y voluntad.

Esta forma individual de actuar deriva efectivamente en seguridad, en lo que se hace, se compromete y le corresponde como derecho, pero, a la vez, como obligación. Esto último, porque de forma natural aporta a la seguridad del entorno familiar y social.

Algún escritor y, a la vez científico, escribió que los inteligentes –mejor sería decir cuidadosos– son los que no sufren accidentes de tránsito, al circular por las vías urbanas. Porque saben conducirse, cuidarse instintivamente. De esta manera, por lo menos en lo personal no arriesga su seguridad. Otra cosa es que sufra un accidente causado por ajenos.

La seguridad tiene también mucho que ver con los hábitos al estudio y al trabajo, cuyas exigencias son la organización individual, la puntualidad y el cumplimiento de los compromisos contraídos, sean de estudios, de trabajo, de familia y, asimismo, de ser integrante digno de una sociedad organizada.