En el aciago año 1879, por un conflicto bélico Chile se apoderó del Litoral boliviano, que abarcaba 158.000 kilómetros cuadrados, con 4 puertos mayores: Antofagasta, Mejillones, Cobija y Tocopilla y 7 caletas. Después de esta guerra absurda y preparada de antemano por Chile, este país y sus gobernantes posteriores trataron numerosas veces de conformar a Bolivia, ofreciendo intenciones de arreglo, solo promesas. En esta forma, pasaron muchos presidentes chilenos como Juan Antonio Ríos, Gral. Carlos Ibáñez del Campo y otros.
En el gobierno del Gral. Carlos Quintanilla, el presidente chileno Pedro Aguirre Cerda trató de justificar el desvío del río Lauca. Durante la presidencia del Gral. Hugo Banzer hubo una tentativa seria de arreglo para que Bolivia consiga acceso al mar, precisamente porque entonces había comenzado en varios países la aplicación del Plan Cóndor, con las dictaduras militares. Se pensó que era el momento estratégico para solucionar el problema marítimo de Bolivia, aprovechando la amistad que unía a los dictadores de Chile y Bolivia. Con el Plan Cóndor se coordinaba operaciones entre regímenes dictatoriales de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia y en menor grado Venezuela, Perú, Colombia y Ecuador en las décadas de 1970 y 1980.
Por el Plan Cóndor intercambiaban información militares argentinos, chilenos y bolivianos, para efectuar control en algunos casos, o eliminar grupos subversivos de izquierda, mediante servicios de inteligencia. En Bolivia la derrota militar del Gral. Juan José Torres significó la derrota militar de la izquierda. Los servicios de Inteligencia funcionaban a través del DOP y el SIE, organismos de Seguridad creados en el gobierno del Gral. René Barrientos. El Departamento Segundo de Inteligencia militar, controlaba a los subversivos. El Plan Cóndor posiblemente nació en la reunión anual de Comandantes de Ejército Latinoamericano, realizada en Uruguay en 1972. Era un sistema de represión política, de carácter antisubversivo, aplicado por las dictaduras militares de entonces.
Como los dictadores Augusto Pinochet y Hugo Banzer intercambiaban ideas y métodos, se supuso que por esta afinidad los bolivianos podrían conseguir una salida al mar, por lo que se realizó una reunión entre ellos el 8 de febrero de 1975, dando lugar al llamado “abrazo de Charaña”, lugar donde Pinochet planteó salida al mar para Bolivia por Arica, a cambio de compensación territorial por parte nuestra, lo que hizo fracasar la reunión. Lo único que se obtuvo de manera secundaria fue la reanudación de relaciones diplomáticas.
A través de los años, la posición chilena siempre concuerda con la de sus Fuerzas Armadas y las veces que se trató el problema marítimo, los chilenos siempre ofrecieron territorios que no son de ellos, sino del Perú, para aplicar el protocolo firmado con ese país y así poner un candado a la demanda de Bolivia. La única esperanza que tiene Bolivia es la demanda presentada ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, porque tiene fundamentos sólidos para forzar a Chile a efectuar conversaciones y se logre finalmente una salida mar, por el Pacífico.
El autor es Profesor Emérito y ex-autoridad universitaria de la UMSA.
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