Al parecer lo que es el territorio que hoy ocupa la nación boliviana estaría condenado por siempre a ser colonia económica de alguna potencia imperialista. Lo fue en el tiempo de los aymaras, cuando fue invadido y ocupado por el imperio incaico; enseguida lo fue del imperio español, para pasar a ser colonia de Inglaterra, Chile y Estados Unidos con diversos grados de gravedad.
Ese estado de cosas fue combatido por mucho tiempo y algunos grupos partidarios ofrecieron superar esa situación, pero, casi sin excepción, el país volvió a caer en esa dependencia colonial y continuó girando en el círculo vicioso de exportar materias primas y comprar productos industriales extranjeros. Finalmente se aseguró que habíamos conquistado la “independencia económica y política”, pero el anuncio fue poético, pues objetivamente no solo continuó sino que se agravó la condición colonial.
En efecto, en los últimos años se proclamó que nos “liberamos” del poderoso imperio norteamericano y después de asegurar que se produjo esa “liberación”, resulta que el país cayó en garras del naciente imperialismo chino, que ahora predomina en nuestro país con creciente fuerza económica y con proyecciones políticas no difíciles de pronosticar. Ese es un hecho que se observa en indicadores económicos oficiales, pero que la población comprueba en forma objetiva día que pasa y también tal cual demuestran datos estadísticos de entidades oficiales como el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que sostiene que el mayor ingreso de diversos productos a nuestro país se origina en la China, país que bajo el título de “socialismo” desarrolla un capitalismo salvaje y su producción ha invadido todos los rincones de la economía boliviana, desde maquinaria pesada hasta palillos de dientes.
Los referentes numéricos revelan que nuestro principal proveedor entre enero y agosto del presente año fue China que nos abasteció con el 19 por ciento de los productos que consume el país, mientras Brasil lo hizo con el 18%, Estados Unidos con el 10%, Argentina con el 9% y Perú con el 1%. Se agrega que la importación de artículos chinos seguirá subiendo, a la par que sube la deuda externa con ese país oriental, en especial con el anunciado crédito de 7 mil millones de dólares que hará subir la deuda externa boliviana a cerca de 20 mil millones de dólares
De otro lado, Bolivia ya tiene con China un elevado déficit comercial, pues entre enero y marzo pasados le compramos US$ 770 millones por importación de plásticos, textiles, zapatos y otros fungibles, mientras Bolivia le vendió solo US$ 275 millones en materias primas. Finalmente, haciendo referencia a las cifras principales, se debe agregar que en los últimos diez años, se importó de ese imperio más de US$ 10 mil millones, lo cual confirma el grado de dependencia económica que ahora tiene Bolivia con el imperio chino.
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