Alegría en el manicomio

Dándome ínfulas de ser un periodista muy bien informado, llamé a mi reportera cholita para ordenarle que acudiera inmediatamente a las instalaciones del Poder Legislativo para conocer el informe oral que estaría presentando la ministra de Comunicación, señora Marianela Paco, acerca del presupuesto que utiliza esa cartera para cumplir los fines que le asigna el Estado Plurinacional y Folklórico.

Al escuchar mi orden, mi discípula periodística se carcajeó en mis barbas, para luego hacerme saber que la mencionada señora Ministra había hecho conocer a los legisladores curiosos que no podría atender a sus requerimientos por encontrarse enferma, debiendo curarse de sus males en la ciudad de Sucre.

Lamenté al enterarme acerca de la quebrantada salud de tan importante dignataria de Estado y así se lo comuniqué a mi corresponsal valluna, quien volvió a carcajearse en mis barbas luego de acusarme de falto de imaginación, pues si alguien te dice que está enferma y viaja a Sucre para curarse, se podría suponer que tal vez visitaría el “Hotel Pacheco”.

Más ágil que una gacela, mi discípula periodística se puso en contacto con esa prestigiosa casa de salud mental para saber si había llegado procedente de La Paz una señora que afirmaba ser Ministra de Informaciones del presidente Evo, contestando un loco, encargado de servicios telefónicos, que en la lista de personajes ilustres que llegaron al “Hotel Pacheco” no había ninguna Ministra de Informaciones, pero que había doce locos que afirmaban ser Evo Morales, y una docena de alienados que juraban por Dios llamarse Alvarito García Linera, y que todos tenían títulos chutos de licenciados en Filosofía, Marxismo y de copilotos de aviación.

Como la cochalita y yo no nos fiamos de informes telefónicos, decidimos trasladarnos al hospital psiquiátrico en busca de la eficaz y derrochadora Ministra de Informaciones de Evo, pero no dimos con ella, ante lo cual la periodista cochabambina nacida en Quillacollo me dijo sabiamente: “Gasta la plata a cuatro manos, pero está muy bien de la cabeza”.

Conclusiones de la periodista Macacha: La Ministra de Informaciones no quiere informar a los legisladores acerca de la millonada que invierte para hacernos creer que hay un buen gobierno y por eso se fue a Sucre, donde alguien la vio comiendo chorizos de los “Siete Lunares”.

Macacha y yo seguimos felices visitando a nuestros amigos loquitos, comprobando una vez más que podrán ser locos, pero no giles.