El poder de las preguntas

Aprender a plantearse preguntas de manera escrita y con fecha es una de las maneras de hacer desarrollar nuestra autointeligencia.

Cada pregunta que nos hacemos a nosotros mismos de manera automática y subconsciente lleva nuestra atención a un determinado campo de la mente que podría ser un campo paralizante o desalentador o un campo dinamizante o alentador.

Aprender a plantearse a sí mismo preguntas cada vez más conscientes es uno de los propósitos más útiles y necesarios para el desarrollo de nuestra inteligencia.

“Las preguntas contienen las respuestas” dice Annthony Robbins en su libro Despertando al gigante interior y con mucho acierto dedica todo un capítulo a esa idea.

Si usted tiene la mente dispersa y le cuesta pensar con claridad y eficacia, comience a pensar por escrito y con preguntas de poder; este tipo de preguntas inducen a la concentración mental y a la acción productora de resultados exitosos.

¿Cuál es la idea que tengo que seguir desarrollando el poder de las preguntas capacitantes? Las preguntas capacitantes o capacitadoras inducen a la concentración mental, al pensamiento sostenido en un solo tema; el pensar sin preguntas nos lleva a un pensar negativo que tal vez contenga respuestas que son en general, respuestas desmoralizadoras, desalentadoras e incapacitantes, así que ya lo sabe, debe entrenarse en la actividad de escribir sus preguntas vitales para poner en orden su vida y para tener éxito en sus asuntos.

Las preguntas que utilizaré como ejemplos podrían servirle para dejar de estar atascado en la vida: ¿Cuál es el tema en que quiero concentrar mi atención? ¿Cuál es la acción exacta que tengo que ejecutar a continuación? ¿Cuál es la lista de acciones necesarias que tengo que redactar en este mismo momento? ¿A qué hora haré mi lista de valores? ¿En qué momento haré mi lista de deseos?

La mejor forma de aprender a utilizar el poder de las preguntas es escribiéndolas y luego generando la respuesta simple que salga de su mente, hágalo y verá los resultados.

Pregunta para reflexionar: ¿Cuánto dolor me cuesta el hecho de no decidirme a afrontar mi problema y ponerle una solución?