Una paquete de diez decretos, bajo el título genérico de Medidas y Acciones Inmediatas para el Sector Forestal, dictó el primer mandatario con sentido de proteger las áreas boscosas y defender la Pachamama o Madre Tierra. La decisión no pudo menos que causar la alegría de todos los sectores ecologistas y la población del país y aun de otras naciones, en vista de la angustiosa situación en que se encuentra el planeta por los cambios climáticos.
Sin embargo, tan importante determinación quedó disminuida y causó profunda desazón entre todos los sectores populares, ante el anuncio de que el proyecto de El Bala no será alterado, proyecto que significará la destrucción e inundación de un área de más de 50.000 hectáreas, cubierta de la más grande riqueza forestal del mundo, la muerte de gran cantidad de especies de animales y vegetales, así como el desplazamiento de sus tierras de origen de numerosas etnias que están asentadas en esa región desde hace miles de años.
En la ceremonia de firma de los decretos para el sector forestal, el Presidente pronunció conceptos categóricos en relación con la defensa de la Pachamama. Dijo, entre otros: “Es nuestra obligación cómo crear esa conciencia, esa mentalidad, que hay que cuidar la madre tierra…”, realizar “esa campaña de forestación y reforestación”, “… tenemos la obligación de cómo cuidar el medio ambiente…”, “que hay que evitar el chaqueo indiscriminado”, conceptos dirigidos a salvar los bosques.
En la parte central de su discurso en Santa Cruz, el Presidente destacó que el asunto de la forestación es un tema de suma importancia y subrayó los siguientes términos: “Pero, el tema de fondo, el tema central debe ser sobre todo cuidar el medio ambiente… yo digo no solamente hay que pensar en plata, sino en la vida, sobre todo”.
No obstante las categóricas afirmaciones del primer ciudadano nacional, se observa que mientras las palabras van en una dirección, los hechos marchan por caminos diametralmente contrarios, o sea mientras sugiere que marchemos por el camino de las rosas, él decide marchar por el camino de las espinas. En efecto, esas afirmaciones contradicen con los hechos, en particular en lo que se refiere a la construcción del embalse de El Bala, obra hidráulica que cubrirá de agua un bosque de millones de árboles y riqueza forestal sin límite y, en esa forma, se cometerá un crimen de lesa humanidad contra la Pachamama.
El proyecto de El Bala tiene características contrarias al ambiente y es absolutamente contrario a las palabras del mandatario, quien, mientras, por un lado, dice que hay que proteger la riqueza forestal, impulsa en forma imperativa la destrucción masiva de la región forestal más rica del país.
Se trata, pues, de una contradicción que llega al antagonismo, lo cual también significa falta de consecuencia entre lo que se dice y se hace. Si la autoridad dictase medidas a favor de la Pachamama y al mismo tiempo cuidase los bosques, pusiese a salvo millones de hectáreas de campos forestales, y evitase la destrucción del valle de El Bala, no se presentaría el conflicto y menos el descuido de la lógica más elemental, por lo que queda subrayar que lo único que sirve en este mundo son los hechos y que las palabras se las lleva el viento.
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