Es muy plausible que el Municipio de La Paz haya concluido la delimitación de la población de Zongo, de manera que al presente y en el futuro no tendrá complicaciones por esta razón. Empero, Zongo debería ser más que una simple población, debería ser la ciudad gemela o anexa a esta capital.
Al presente se le considera como como un Macrodistrito Rural, pero una vez definida su jurisdicción territorial, que abarca nada menos que 19 mil hectáreas, debería constituirse en una ciudad gemela de La Paz, por varias razones.
Su distancia es relativamente corta, no pasa de los 100 Km, pero su valía radica en el clima de valle que tiene, que es lo que tanto se añora en La Paz, especialmente en la estación de invierno. Mucha gente puede tener su vivienda, sin dejar de tener sus actividades en La Paz. La cuestión fundamental es construir una moderna carretera de 4 carriles.
De esa manera, se impulsaría la hotelería a disponer de sus anexos en esa ciudad, para los casos de visitas de recreación e inclusive de turismo externo.
Aparte, teniendo una buena carretera mucha gente mayor de La Paz podría irse a vivir a ese valle, de atractivas características y de enorme tradición rural, pues está rodeada de comunidades indígenas. Esta sería una manera de vincular a la gente de la ciudad con el campo, algo que se perdió con la Reforma Agraria de 1953.
Es invaluable para las personas, jóvenes y mayores, tener la conexión entre ciudad y área rural. Se disfruta mucho en cuanto a las diferencias que existen, pero fundamentalmente vale la pena que la gente de La Paz tenga una experiencia de vivencia en el área rural. Tanto por el disfrute del cambio de clima como por la oportunidad que brinda la vida en el campo.
En La Paz hay gente agria y amargada por la falta de una oportunidad de esta naturaleza. Seguro que le hará mucho bien disfrutar de la vida rural, que es invalorable y que será recordada por siempre. Abre el espíritu y el impacto emocional y físico que produce en los seres humanos el cambio de experiencias de vida de esta naturaleza.
La vivencia en el campo, aunque sea sólo por tiempos vacacionales, es importante para tener otra idea de las diferencias que puede asumirse con el cambio de vida en latitudes de otra naturaleza, pero que no le desvinculan mayormente de la actividad diaria que se tenga.
Sin lugar a dudas, se adquiere otra perspectiva de la vida, que es realmente positiva, tanto para gente joven como para adultos de distintas edades. Es como un elixir que revitaliza y proporciona nuevas perspectivas de vida.
Zongo, además, es una población que aparte de su clima de valle, ofrece nuevos aires y permite adquirir conciencia del hermoso territorio que tienen los bolivianos, con todos los climas y variedades topográficas y paisajísticas.
Es una lástima que no se hubiera impulsado el proyecto que presentó en 2012 el concejal municipal Omar Rocha para que Zongo sea declarada como Ciudad Ecológica. El argumento burocrático que se tuvo para no darle curso es que no tenía los suficientes estudios técnicos.
En todo caso, si hacía falta este trabajo, por qué no se dispuso realizarlo, qué tanto puede costar si se trata precisamente de un proyecto de tanta envergadura, a menos que la ceguera de alguna gente haya frustrado esa magnífica iniciativa.
Sin embargo, no es imposible realizarlo y para ello adoptar las medidas necesarias. Por asuntos menores hay mayor interés y preocupación por efectuar labores de menor significación que la de constituir en la vecindad de La Paz una ciudad de tal índole o, por último, por tantas otras razones que justifican que se adopte esta decisión.
Perder la oportunidad de convertir a Zongo en una ciudad gemela de La Paz es algo inconcebible, sólo puede explicarse en gente que no mira más allá de sus pestañas o que carece de iniciativas para seguir haciendo crecer a La Paz y consiguientemente al país.
En los hechos, se está perdiendo una especie de paraíso turístico que pueden tener los paceños, en condiciones de comodidad y perspectivas de sentir satisfacción por dotar a La Paz de un lugar de tanta atracción.
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