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Cuando economistas como Paul Krugman y otros hablan con nostalgia sobre los Estados Unidos de los años sesenta o setenta comprendo bien, porque ese país así como otros, perdieron fuertes porcentajes de sus estructuras industriales. Veamos el caso de Findlay, Ohio, con una población de 150 mil habitantes que en esas décadas contaba con industrias modernas exportadoras, como Marathon Oíl, posteriormente adquirida por US Steel. Kodak, Cooper Tires que fabrica offshore, Whirlpool Appliances que produce en China y otras industrias menores. Findlay ofrecía empleos a muchas familias de clase media que cumplían con sus hipotecas residenciales, tenía una escuela secundaria muy buena, etc. Otro caso aún más dramático es el de Gary, Indiana, en la orilla Este del lago Michigan, con grandes acerías que en la noche iluminaban el cielo con rojos celajes, conocido como el “cinturón industrial” de USA, hoy denominado como el “cinturón oxidado”. Lamentablemente esas industrias ya no existen, porque la globalización y la “creatividad destructiva” de R. Schumpeter, creó una población, como miles de otras comunidades pequeñas en USA, con pocos empleos y que también fue castigada con la crisis financiera e hipotecaria de 2008, durante el gobierno de George Bush y con el costo de la guerra de tres trillones de dólares en Irak, de acuerdo con Joseph Stiglitz.
Es interesante el grado de coincidencia entre líderes de opinión en temas económicos y sociales. De acuerdo a J. Stiglitz, de la nueva escuela de economía Keynesiana. Nombrado Economista Principal y Sénior Vice President, del Banco Mundial en 1997 y posteriormente despedido por disentir con sus políticas y que en la edición de Business Week de Noviembre del 2000 desafió públicamente al Fondo Monetario FMI, sobre la noción errónea de que los mercados abiertos producirían, por arte de magia, prosperidad. J. Stiglitz criticó la miope política económica del FMI, hacia la liberalización de los mercados capitales de todas las naciones y ellos “concedieron su derrota solamente después de que el daño fue infligido”. Analizando estadísticas relevantes a la globalización latinoamericana, comentó de una fuerte polarización del comercio internacional a favor de NAFTA, bastante para México, algo para Brasil y casi muy poco para los demás, acompañados por la privatización o subasta de empresas públicas. Obviamente a Stiglitz le preocupó la tendencia del ingreso personal. Y su teoría de la información asimétrica que le valió el Premio Nobel 2001 con G. Akerlof y M. Spence, cuestionando a la economía clásica que asume erróneamente que los mercados son siempre eficientes.
Otro economista contemporáneo es Paul Krugman, de tradición Keynesiana y fuertes influencias académicas de R. Dornbusch, J. Hicks, P. Samuelson y J. Stiglitz. Con credenciales: B.A. summa cum laude de Yale, PhD. en economía del MIT, y célebre columnista de NY Times y Premio Nobel en Economía 2008. Autor de 20 libros, publicó más de 200 artículos académicos y más de 750 columnas en The New York Times y Fortune.
En 2007 publicó “La Conciencia de un Liberal” detallando la historia de la riqueza y brechas en el ingreso en USA en el siglo 20. Y describe cómo la brecha entre ricos y pobres, declinó a mitad del Siglo XX, y después se agrandó en las recientes dos décadas pasadas a niveles mayores que en los 20s. Krugman argumenta que las políticas de gobierno jugaron un rol positivo en USA, reduciendo la desigualdad desde 1930 hasta 1970 e incrementándola desde 1980, al presente, criticando a la administración de Bush por implementar políticas, que Krugman considera, incrementaron la brecha entre ricos y pobres. En su libro propuso un nuevo “New Deal” o Nuevo Acuerdo, con más énfasis en programas sociales y médicos y menos en Defensa Nacional.
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