La economía del país enfrenta un verdadero alud de problemas con pocas posibilidades de que pueda ser frenado o por lo menos reducido en sus efectos. Se trata no solamente de aspectos económicos y políticos internos, sino también de dificultades de origen externo de no poco tamaño. Pero, todavía más, se han presentado dificultades climáticas incontrolables y de consecuencias imprevisibles.
Ya son por demás conocidos los efectos que está causando la caída de los precios de las materias primas como el gas, estaño, soya, quinua y otros. Paralelamente, la economía del país registra dificultades en la minería, agricultura, industria, construcción, el turismo, etcétera que, en su conjunto, son alarmantes. Se tiene los casos concretos de Lliquimuni, sector ferrocarril Bulo Bulo- Puerto Suárez. A esos factores se suma el alza de precios de artículos de importación que obliga a mayores gastos para los importadores y el alza de precios para los consumidores.
Por si fuera poco, a esos problemas directos se ha sumado en el curso del presente año, la crisis climática que se traduce en nuestro país en una prolongada sequía que ha provocado la quiebra de los agricultores orientales y la parálisis de los cultivos en la región oriental e interandina. Es más, este fenómeno climático al parecer no va a terminar a corto plazo y podría prolongarse por algunos años, como ocurrió con sequías anteriores que duraron hasta más de cuatro años o más.
Como efecto de esos factores objetivos, la población también ha empezado a sufrir dificultades en forma directa o indirecta. No deja de sufrir graves problemas el aparato estatal que redujo sus ingresos de origen externo e interno, ha aumentado su responsabilidad de atender las necesidades populares y, ante todo, sus obligaciones, en especial, el pago del “segundo aguinaldo” en momentos que la economía en general se va debilitando.
Entre los efectos inmediatos de esa situación, las empresas privadas y públicas pasan por momentos de angustia. Pero el asunto no termina ahí, sino que los empresarios han notificado al gobierno que no pagarán el doble aguinaldo y que, entre tanto, como efecto de la crisis, han empezado a rebajar sueldos y salarios y, en algunos casos, a despedir su personal de obreros, so pena de cerrar sus empresas. A la par, se produce una inflación subterránea, carencia de inversiones, contrabando, fuga de divisas, etc., formando, así, un todo que permite concluir que los problemas no vienen solos sino en legión, sin contar, entre tanto, los problemas políticos que estallan a diario, entre los que cabe citar el “caso Zapata”, el “caso Panduro” y otros.
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