Dependencia de Bolivia para exportar materias primas

Según una nota de EL DIARIO (2/10/16), los referentes numéricos revelan que nuestro principal proveedor entre enero y agosto del presente año fue China, que nos abasteció con el 19% de los productos que consume el país, mientras Brasil lo hizo con el 18%, EEUU con el 10%, Argentina con el 9% y Perú con el 1%.

Podemos adelantar que por el crecimiento dinámico de la exportación solamente de gas, minerales y de recursos naturales, Bolivia no podrá evitar que la importación de artículos chinos siga subiendo, a la par que sube la deuda externa con ese país oriental, en especial con el anunciado crédito de 7 mil millones de dólares, que hará elevar la deuda externa boliviana a cerca de 20 mil millones de dólares. En 2005, la deuda externa representaba el 51,6 por ciento del PIB nacional, cuando llegó a 9.573 millones de dólares, según datos del BCB.

Al parecer el territorio que hoy ocupa Bolivia estaría condenado por siempre a ser colonia económica de alguna potencia imperialista. De acuerdo con la historia, en el tiempo de los aymaras, el territorio fue invadido por el imperio incaico; enseguida por el imperio español, para pasar a tener dependencia económica de Inglaterra y Estados Unidos, con diversos grados de gravedad.

Ese estado de cosas fue combatido por mucho tiempo y algunos grupos partidarios ofrecieron superar esa situación, pero, casi sin excepción, el país volvió a caer en esa dependencia colonial y continuó girando en el círculo vicioso de exportar materias primas y comprar productos industriales extranjeros. (Datos de Internet, del economista Julio Alvarado, 2005).

Ese es un hecho que se observa en indicadores económicos oficiales, pero que la población comprueba en forma objetiva día que pasa y también tal cual demuestran datos estadísticos de entidades oficiales como el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que sostiene que el mayor ingreso de diversos productos a nuestro país se origina en la China, país que bajo el título de “socialismo” desarrolla un capitalismo demoledor y su producción ha invadido todos los rincones de la economía boliviana, desde maquinaria pesada, electrodomésticos, equipos de alta tecnología, automóviles y una infinidad de productos que entran por contrabando. De otro lado, Bolivia ya tiene con China un elevado déficit comercial, pues entre enero y marzo pasados le compramos US$ 770 millones por importación de plásticos, textiles, telas de vestir y otros fungibles, mientras Bolivia le vendió solo US$ 275 millones en materias primas.

Haciendo referencia a las cifras principales, se debe agregar que en los últimos diez años, se importó de ese imperio más de US$ 10 mil millones, lo cual confirma el grado de dependencia económica que ahora tiene Bolivia con el imperio chino.

Bolivia depende, para exportar e importar, de puertos chilenos que actualmente son de propiedad de empresas extranjeras, que causan pérdidas económicas a los transportistas bolivianos, debido a cobros arbitrarios tanto para pasar la frontera o permanecer en territorio chileno. (Ref. libro “Proyecto Corredor Fluvial Boliviano Mutún Atlántico”; Ing. Antonio Bazoberry Q., año 2011).

Los informes oficiales sobre exportaciones también ratifican esta tendencia. En la última década, las exportaciones bolivianas aumentaron de poco más de 1.200 millones de dólares a casi 5.300 millones de dólares, como producto de la creciente importancia de los sectores extractivos de hidrocarburos y minería.

Finalmente, por el bien de los bolivianos esperamos que el crecimiento económico se cumpla según la predicción del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) y del gobierno que ofrece mejorar el crecimiento en la producción de gas, petróleo, minerales y potenciamiento energético, así como también de pequeñas plantas fotovoltaicas y eólicas que contribuyan a la conservación del medio ambiente y presas para la generación de energía hidroeléctrica, control de inundaciones y abastecimiento de agua, según demandas del sector agrícola, ganadero e industrial que sustenta los niveles de crecimiento económico alcanzados en la segunda mitad de esta década.

El Ing. Antonio Bazoberry Quiroga es Ambientalista Certificado y ex miembro del BID.

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