En Chile la predisposición para asumir el desafío presidencial de 2017 expresada por el ex presidente Ricardo Lagos, ha generado una suerte de remezón político no solo en filas de la gobernante Nueva Mayoría, sino en otros sectores. El anuncio lo hizo a principios de septiembre del año en curso.
Tras esta decisión aparecieron nuevos aspirantes gubernamentales a la Moneda. Dos, inclusive, del seno político de donde proviene Lagos, el Partido Socialista. Hablamos de Isabel Allende y José Miguel Insulza. Un otro independiente, pero que integra la Nueva Mayoría, que corresponde al nombre de Alejandro Guillier. Además de Carolina Goic e Ignacio Walker de la Democracia Cristiana.
Aparecieron, en la palestra preelectoral chilena, con mucha premura, como queriendo detener el coche que conducía Lagos para participar en la competencia por la Moneda. Quizá con esta actitud buscaron que ceda paso a nuevos valores que posibiliten el triunfo electoral de la Nueva Mayoría el 2017.
“No me restaré a ese desafío”, señaló Lagos, de 78 años de edad, al dar a conocer su determinación personal de repostularse, por segunda vez, a la Primera Magistratura de la Nación. Recordemos que él fue gobernante en el periodo comprendido entre 2000 y 2006.
De veras que existen quienes creen que son insustituibles en el tema de gobernar un país. Piensan que están exentos de dolencias o achaques que han quebrantado siempre la salud de las personas mayores. Ni remotamente toman en cuenta que son mortales y que la parca, fría y tétrica, les puede sorprender, en cualquier momento, aunque estén resguardados, por siete candados, en viviendas particulares o dependencias públicas.
Lagos dio a conocer su determinación política personal en circunstancias en que el gobierno chileno, que preside Michelle Bachelet, atraviesa un momento nada favorable, a raíz de que ha perdido toda opción de credibilidad, por la ineficacia que desgasta y trunca toda proyección histórica. En este marco la aprobación ciudadana a la gestión que preside la Nueva Mayoría ha descendido terriblemente. Hasta el 15 por ciento, según registran las encuestas recientes.
En suma: la actitud de Lagos es una señal estrictamente distraccionista debido que tiene pocas posibilidades para imponerse sobre aquellas figuras del oficialismo que han ganado mucho terreno en el afán de ser partícipes en la carrera por la Moneda.
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