¿Nuevas tentaciones para nacionalizaciones?

Es increíble cómo los traspiés que se ha sufrido con procesos de nacionalizaciones o estatizaciones de empresas del sector privado, no han servido y se hace declaraciones en sentido de que se analizaría el proceso para una mina muy importante con capitales provenientes del Japón y que explota plata, plomo y zinc y ha resultado una gran fuente de empleo y producción de riqueza: la mina San Cristóbal.

Es preciso comprender a cabalidad que nuestro país ha ingresado desde hace varios años en el sistema capitalista, que todo aquello de las izquierdas y otras ideologías que propugnan nacionalismos cerrados ya no cuentan, por haber fracasado no solamente en nuestro país sino en el mundo, especialmente debido al fracaso rotundo del comunismo a partir del año 1989 en que periclitó definitivamente.

Hay que convenir, pese a grandes dosis de optimismo sobre la fortaleza aparente de nuestra economía, que somos un país pobre y subdesarrollado, que la extrema pobreza llega más o menos a un millón setecientas mil personas. Es importante tomar conciencia de que la mayoría de nuestras áreas rurales, especialmente en la región occidental, no posee agua potable y menos cuenta con alcantarillado y, en muchos casos, con energía eléctrica.

Si hubiese otro proceso de nacionalización del capital privado, cerraríamos definitivamente las posibilidades a la inversión de capitales extranjeros y el mismo trabajo interno declinaría gravemente. Si bien los comentarios de adictos al partido oficial no reflejan posiblemente el criterio oficial del gobierno, son declaraciones que se toma muy en cuenta en esferas del empresariado privado y mucho más en posibles potenciales inversionistas foráneos.

Nuestra pobreza es determinante para que haya prudencia en lo que se dice y, además, esperar más bien que las posibles “gestiones” que se haga en países capitalistas como los Estados Unidos en pro de atraer capitales a Bolivia, sean respaldadas plenamente y se muestre ambientes de garantía, confianza y respeto para capitales privados a través de consolidar apoyos que merecen compañías como San Cristóbal -ejemplo de producción y rendimiento- que han captado la confianza de un sector importante como es el minero.

Las amenazas en un país, por nimias que sean o no provengan de los campos oficiales, se las debe frenar, especialmente cuando se tiene conciencia de lo innecesario e inconveniente de nacionalizar o estatizar. Precisamos crear riqueza para generar empleo; nos urge reemplazar en alguna medida la disminución en la producción de gas y la poca explotación de minerales; requerimos aprender de las malas experiencias del pasado. No caben posiciones chauvinistas y demagógicas que pretenden atemorizar a quienes querrían y podrían trabajar en Bolivia para crear riqueza y, si necesitamos ejemplos, baste ver los casos de Perú, Paraguay, Ecuador, Colombia y otros que garantizan plenamente la inversión y trabajo de capitales extranjeros.