Hace pocos días un organismo internacional calificó A Bolivia como el segundo país más corrupto de Latinoamérica, colocándose, en esa forma, inmediatamente después de Venezuela, que ostenta el primer lugar en esa poco honrosa clasificación. La apreciación significa una grave acusación contra nuestro país y una autoridad tuvo a bien desmentirla tratando, en esa forma, de poner a salvo la dignidad del país, tan venida a menos en tiempos recientes.
La afirmación del organismo internacional no es extraña para la población boliviana que a diario es informada de actos de corrupción poco menos que increíbles que ocurren en esferas de la administración del Estado y de la que son protagonistas funcionarios que ocupan altos cargos oficiales, quienes habrían cometidos acciones penales por millones de dólares.
Las noticias sobre actos corruptos son numerosas, resaltando el asunto de las barcazas chinas, negociados en YPFB, tráfico de drogas, irregularidades ostensibles en el Órgano Judicial, denuncias a fiscales, acusaciones contra elementos de la Policía y otros que ya es vergonzoso recordar. Es imposible ocultar esos asuntos bajo un manto del olvido, los que han merecido la atención fiscalizadora de destacados representantes que pudieron hacer un nuevo acto interpelatorio que sacó a luz otros temas poco menos que bochornosos.
En efecto, el ministro de Defensa, Reymi Ferreira, fue interpelado por Unidad Demócrata para obtener información acerca de la quebrada Empresa Constructora del Ejército (ECE) y manejos irregulares en la Fuerza Aérea (FAB). En el primer caso, en la ECE se detectó la adquisición de maquinaria china por 40 millones de dólares, la misma que no llegó a ser utilizada en su totalidad porque la empresa entró en quiebra y en la segunda por adquisición de aviones, equipos e inmuebles para la Fuerza Aérea Boliviana por cifras similares.
En forma concreta los legisladores interpelantes denunciaron como irregulares la compra de equipos de aviación por más de 600 mil dólares, adquisición de un edificio en Calacoto para la FAB por 1.237.000 dólares, compra de dos aviones chinos por 36.269.000 y adquisición de piezas para aviones por 12.985.375 de dólares y otros, operaciones que en total significaron 53.160.635 dólares.
Respondiendo al interrogatorio, el ministro Ferreira confirmó la quiebra de la Constructora militar y que la pérdida de 40 millones de dólares se cubrirá con la venta de bienes del Ejército, aunque se espera una condonación del Eximbank de China. En cuanto a la compra de dos aviones de China por el precio de 40 millones de dólares, aseguró que los papeles habían desaparecido, que se está tomando las medidas legales, “porque esa documentación no la tenemos y alguien es responsable de su desaparición y eso también lo asumimos” (sic). Finalmente, por sugerencia del sector oficialista se votó por el orden del día puro y simple y se evitó así la votación por la censura del Ministro y, por si fuera poco, el Estado quedó debiendo más de 80 millones de dólares, a los que se debe agregar otros 30 por las barcazas chinas, “sin contar cartas y espadas”.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |