Sexta misión tripulada
Pekín.- Cuando faltan pocos días para el despegue de la sexta misión tripulada que parte de China con rumbo al cosmos, el programa espacial de Pekín es recibido por los ciudadanos del país con una mezcla de ilusión curiosa y orgullo patriótico.
En pocos lugares es más palpable ese entusiasmo que a las puertas del Museo de Ciencia y Tecnología de Pekín, que estos días acoge una exposición monográfica sobre las seis décadas de historia del programa espacial chino, de donde Guan Pencheng acaba de salir cuando atiende a las preguntas de Efe con su hija en brazos.
“La carrera espacial china me parece algo muy bueno y grande. Es un gran progreso, algo histórico. Ojalá que tenga éxito”, afirma Guan, una mujer de la provincia china de Jiangsu (este).
SHENZHOU-11
Como ella, todos los entrevistados por Efe se muestran satisfechos por la evolución por su país en materia espacial y expectantes ante los próximos avances.
El gigante asiático volverá a poner dos astronautas en órbita en los próximos días, a bordo de la nave Shenzhou-11, tres años después del lanzamiento de la anterior misión espacial tripulada, que fue la quinta de su historia, y trece años después de la primera, en 2003.
Estos dos astronautas tendrán como cometido acoplarse con el laboratorio espacial Tiangong-2, que despegó con éxito el pasado 15 de septiembre, para realizar varios experimentos científicos y allanar el camino para el establecimiento de la futura estación espacial china que se espera que entre en funcionamiento en 2022.
“Subirán al espacio y conectarán su nave con el laboratorio Tiangong. Después harán experimentos”, comenta, muy enterado, un anciano de Pekín apellidado Song, que ha seguido las diferentes misiones espaciales chinas a través de la televisión y la prensa.
“Para mí, el programa espacial de China se ha desarrollado muy rápido y ya es uno de los mejores del mundo. Nunca hubiera dicho que iría tan rápido este sector y que llegaríamos tan lejos tan pronto”, añade Song.
DESARROLLO ESPACIAL
La carrera espacial impulsada por Pekín se financia con los impuestos que pagan los casi 1.400 millones de habitantes de China, pero Song no ve en ello ningún reparo. “El Gobierno ahora tiene dinero”, afirma el anciano.
En esa opinión coincide Chen Longhai, de la provincia de Anhui (este), quien está a favor de que el Gobierno invierta en ciencia.
“No creo que invertir en el programa espacial sea un lujo. El desarrollo de un país tiene sus pasos y su rumbo y la tecnología que se ha conseguido gracias a este programa ha ayudado a mejorar la capacidad científica de China”, explica Chen.
La admiración que despierta el espacio en muchos chinos alimenta los sueños de algunos padres que confían en que sus hijos puedan, algún día, formar parte del programa espacial o incluso ser astronautas.
“Me encantaría”, asegura Guan, que ve a su hija -que no tiene ni dos años- con un futuro como astronauta, como también Li Qiuyang, de la provincia de Jilin (noreste), anticipa un futuro para su niña más allá de la atmósfera.
“El programa espacial de China es cada vez mejor y con la tecnología cada vez más avanzada. En el futuro, China va a ser el país número uno en el mundo”, proclama convencida Li.
El científico del Observatorio Astronómico Nacional de la Academia China de Ciencias Zheng Yong-Chun defiende, en declaraciones a Efe, que la gran utilidad del programa espacial chino es fomentar el interés por las ciencias entre los más jóvenes.
“Estas misiones crearán una cantera de jóvenes científicos que buscarán respuestas a sus intereses. Serán la próxima generación de científicos e ingenieros”, pronostica Zheng. (EFE)
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