Se preserva intacta partida de nacimiento

Acta de fundación de La Paz se encuentra en Museo Británico

• La nueva ciudad fue fundada en conmemoración a la pacificación de la cruenta lucha en la que se habían enfrascado los españoles –pizarristas y almagristas– por la posesión del Cusco


La ciudad de La Paz fue fundada en un punto intermedio en el tránsito entre el Cusco, Potosí y Charcas.
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La Paz es una de las ciudades que aún preserva el Acta de su fundación, vale decir la partida de su bautismo. Las Actas Capitulares de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, que Alcides D´Orbigny llevó a Europa, se conservan afortunadamente en el Museo Británico, institución que ha donado una copia fotostática de ellas a nuestra Alcaldía Municipal. Dichas actas que van de 1548 a 1562 han sido publicadas por la Municipalidad de La Paz, con una versión a la ortografía moderna y con notas ilustrativas.

Roberto Prudencio Romecín, en su artículo publicado en el libro: “La Paz” señala que el acta auténtica de la fundación se suscribió en 20 de octubre de 1548 en el templo del pueblo de Laxa (Laja), por el capitán Alonso de Mendoza, como Corregidor de la nueva ciudad y por los cabildantes Juan de Vargas, Francisco de Barrionuevo, Alonso de Zayas, Hernando de Vargas, Francisco de Herrera Girón, Diego de Castilla, Diego Alemán, Martín de Olmos y Francisco de Cámara, quien hizo el oficio de escribano.

El documento revela que la fundación se dio por orden del presidente de la Audiencia de los Reyes, Pedro de la Gasca, para que en esta ciudad, denominada, Nuestra Señora de La Paz, perviviese el recuerdo de la pacificación del Perú y diera testimonio de que “los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”, como reza la divisa de su escudo, enviado por el emperador Carlos V, a poco de ser fundada.

No hubo desde luego mucha paz y mucho amor en esa fundación que traía a la memoria la larga lucha entre las huestes del encomendero de Charcas, don Gonzalo Pizarro, conducidas por Francisco de Carbajal el Demonio de los Andes y las tropas del rey comandadas por el capitán Diego Centeno, uno de los fundadores de Potosí. La pacificación fue obtenida, más que por suerte de las armas, siempre favorables a Pizarro, por la sagacidad del pacificador, don Pedro de la Gasca, un astuto presbítero que llegó a Perú munido de las más amplias facultades por la corona de España y que prometió el perdón y olvido para todo rebelde que volviese a enarbolar el perdón real.

El acta de fundación se firmó en el aniversario de la batalla de Huarina, que tuvo lugar el 20 de octubre de 1547, aunque este aniversario no debió ser, sin duda, de grato recuerdo para los realistas, pues Gonzalo Pizarro obtuvo en dicha batalla una sonada victoria que dejó 350 muertos del enemigo en el campo y un número mayor de heridos, de un ejército que contaba con 900 hombres. Fue, según dice Gonzalo de la Vega, la acción más sangrienta de aquellas luchas. Aunque los cronistas llaman “la humilde Huarina”, no tuvo lugar realmente en Huarina, sino en las pampas de la localidad que hoy se llama Batallas, nombre que adquirió precisamente por aquella refriega.

Decimos que no hubo mucha paz y mucho amor en esta fundación, pues sabemos que los regidores pronto comenzaron a pelear entre ellos por las divergencias que se suscitaron sobre la mejor ubicación de la ciudad. Al firmarse el acta de su creación, no se decidió aún cual había de ser el sitio de su asiento pues Laja y los demás pueblos del altiplano no ofrecían las condiciones para una ciudad de primer orden, como debía ser según el mandato de la Gasca, la ciudad de Nuestra Señora de La Paz.

Los regidores de la nueva ciudad viendo, sin duda, que la hondonada de Chuquiago ofrecía un abrigado refugio para los vientos y el frío de la puna, decidieron alojarse en él, entretanto se buscase un sitio mejor, en uno de los pueblos indígenas que se hallaba en la ancha cuenta del Chuquiapu.

Los españoles decidieron “depositar la ciudad en Chuquiago”, con la esperanza de mudar al pueblo y ciudad de Nuestra Señora de La Paz a donde se hallase el sitio que convenga y así fue acordado por los señores de la Justicia y regidores, como reza el acta de 23 de octubre de 1548.

De acuerdo con los cronistas en los siguientes años aunque los regidores deseaban trasladar la ciudad al itsmo de Yunguyo, sobre el lago Titicaca, se impuso la voluntad de Alonso de Mendoza y la ciudad de Nuestra Señora de La Paz se quedó en la cuenca del Chuquiago.

Es, pues, manifesto que si el 20 de octubre de 1548 se fundó oficialmente la ciudad, con la firma del Acta en la Iglesia del pueblo de Laja, fue en 1549 cuando quedó establecida definitivamente en el valle de Chuquiago.

DATOS

- La ciudad de La Paz está asentada en un valle a las riberas del río Choqueyapu que cruza la ciudad de norte a sur, y de pequeños ríos que nacen en las laderas altas y depositan sus aguas a lo largo del trayecto de este río que desemboca hacia el norte boliviano. En la Cordillera Real (al este de la ciudad) se encuentra el Illimani (6462 msnm), cuya silueta es el emblema de la ciudad desde su fundación.

- El centro de la ciudad está rodeado por barrios que fueron construidos en las laderas periféricas dándole a la ciudad un aspecto de embudo. La mayoría de estos barrios fueron creados por la emigración interna que hubo a finales de los años 60 y principios de los 70.

- Se puede decir que La Paz es una ciudad multicultural donde conviven tanto aimaras, quechuas y mestizos, como personas procedentes de otras partes del mundo.

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