En torno a la serie de artículos que escribí sobre el problema que enfrenta el mundo en torno a sequías y falta de agua frente al crecimiento imparable de la población mundial, un amigo tuvo la gentileza de hacerme llegar una información sumamente interesante, sobre la forma en que Israel, ubicado en pleno desierto, está enfrentando las soluciones técnicas para resolver este problema.
El proyecto en marcha consiste en la instalación de una nueva planta de desalinización de Sorek, la mayor instalación de ósmosis inversa del mundo, que es parte de una nueva serie de plantas desalinizadoras.
Hace pocos años, en el punto álgido de su peor sequía en al menos nueve siglos, Israel se estaba quedando sin agua. Ahora tiene excedentes. Esto se logró en dos fases: La primera, campañas nacionales para conservar y reutilizar los escasos hídricos del país. La segunda provino de la innovación tecnológica, la puesta en marcha de una nueva serie de plantas desalinizadoras.
Contribuyó al desarrollo de esta nueva tecnología Bar-Zeev, del Instituto Zuckerberger para la investigación del Agua tras finalizar su doctorado en la Universidad de Yale, es experto en “biocontaminación”, el talón de Aquiles de la desalinización y uno de los motivos por los que siempre hacía sido considerada como la última alternativa. La desalinización opera haciendo pasar el agua salada por membranas que contienen poros microscópicos. El agua los atraviesa mientras las moléculas de sal, más grandes, quedan atrás. Pero los microorganismos marinos colonizan rápidamente las membranas bloqueando los poros, y controlarlos requiere una limpieza periódica e intensiva empleando sustancia químicas, lo que resulta costoso.
Pero Bar - Zeev y otros expertos del Instituto desarrollaron un sistema sin químicos que utiliza roca de lava porosa, que captura los microorganismos antes de que lleguen a las membranas. Este es tan solo uno de los muchos avances en tecnología de membranas que han convertido a la desalinización en algo mucho más eficiente. Israel obtiene ahora el 55% de su agua de uso doméstico de la desalinización, lo que ha ayudado a convertir a uno de los países más secos del mundo en el más improbable de los gigantes del agua.
Este grupo de investigadores es ahora pionero en nuevas técnicas de riego por goteo, tratamiento de aguas y desalinización. Han desarrollado sistemas de pozos resilientes para aldeas africanas, y digestores biológicos que pueden reducir a la mitad el consumo en la mayoría de los hogares.
El Medio Oriente se está secando, dice Osnat Gillor, docente del Instituto Zuckerberger que estudia el uso de aguas residuales para el cultivo. “El único país que no está sufriendo un agudo estrés de agua es Israel”.
Bar-Zeev piensa que las soluciones israelíes pueden ayudar también a sus sedientos vecinos, y en el proceso acercar a viejos enemigos en una causa común.
¿Cuál sería la lección para un país que ya ha tenido su primer año con una contundente sequía? Para enfrentar esta realidad que nos golpea por todo lado, se hace necesario reunir a los centros de investigación en temas hidrológicos en los departamentos afectados para elaborar un plan de acción que contemple acciones de corto, mediano y largo plazo. Y ahora que el Gobierno ha dado muestras de que empieza a comprender nuestra realidad económica, que otorgue la adecuada atención al financiamiento a este plan.
Otra posibilidad sería pedir asistencia técnica a Israel en esta materia.
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