La posibilidad de que el poderoso expresidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, decida “entregar a todo el mundo” a la Justicia tras su detención, tal como le exigió ayer un grupo de manifestantes, mantiene en vilo a la clase política del país.
Cunha, del gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fue detenido el miércoles en Brasilia y conducido a prisión por orden del juez Sergio Moro, que encabeza la investigación del Lava Jato, la monumental trama de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.