La ciudad de La Paz y su constante progreso

La ciudad de La Paz fue fundada un 20 de octubre de 1548, por los primeros españoles que llegaron a esta parte de América. Los pobladores iniciales de origen español y eran comenderos y feudatarios de indígenas. Antes de que llegara el fundador español Alonso de Mendoza, ya había avidez por el oro en pepas, que se hallaba en los riachuelos de La Paz. Las casas de los primeros fundadores eran de barro y paja, con puertas de cuero. Las primeras edificaciones aparecían sin plan ni concierto alguno.

Muchos años después empezaron las edificaciones de lo que es hoy una ciudad que causa la admiración de propios y extraños, al extremo que un jurado internacional la ha galardonado con el título de “ciudad maravilla”, única en el mundo. Al frente de esta metrópoli se perfila la Alcaldía municipal más grande de Bolivia, con un potencial económico envidiable y cuya gestión está a cargo del burgomaestre Luis Revilla, quien trabaja con espíritu paceño, dándose íntegro a la ciudad, lo que implica el reconocimiento de la paceñidad. La urbe paceña es la sede del actual gobierno centralista, situación que obtuvo a través de la llamada Guerra Federal.

Nombrado el actual Alcalde Municipal mediante elecciones democráticas, la paceñidad reconoce su trabajo a favor de la ciudad, llevándola por los caminos del desarrollo y progreso. La ciudad del Illimani demanda un trabajo complicado por su topografía y su población aproximada de un millón y medio de habitantes. El espíritu de trabajo del actual Alcalde Municipal es admirable y se lo siente en los diferentes barrios de la urbe paceña, ya que su topografía de suelos es impresionante, porque toda su superficie está surcada de ríos y riachuelos, aspecto que debe ser afrontado con profesionales expertos para una arquitectura sui generis, porque la ciudad está a 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar, lo que impresiona a propios y turistas.

Por otra parte, la ciudadanía ve al alcalde Revilla como un potencial candidato del occidente del país a la Presidencia de la República por sus méritos propios de trabajo, haciéndolo una figura política de mucha relevancia. Si hacemos un recuento de la vida política del país, sacamos la conclusión de que partidos políticos tradicionales no han llenado la expectativa de la ciudadanía, tampoco ahora otros grupos sociales gobernantes, por la corrupción de varios de sus integrantes, desacreditando actualmente a un gobierno indígena que se perfilaba prometedor y que en los hechos resultó un fracaso político.

Por estas y otras consideraciones, para las próximas elecciones generales desde ahora la ciudadanía está buscando figuras y partidos nuevos, está cansada de ver a las mismas figuras, sin proyección positiva alguna. Las mayorías pobres, los ciudadanos de a pie exigen cambios que los beneficien, para combatir las duras condiciones de vida que empeoran día a día. Por ello al conmemorar La Paz un nuevo aniversario de su fundación, la paceñidad hace votos para tener mejores días.

El autor es Profesor Emérito y ex-autoridad universitaria de la UMSA.