Experto plantea mejorar uso de recursos hídricos
• La ciudad de La Paz y las poblaciones menores, se alimentan de agua para consumo humano de las lluvias en 80 por ciento y el saldo, proviene de los deshielos de la cordillera • Cambio climático afecta el acceso a este recursos especialmente en regiones más pobres
El docente e investigador del Instituto de Hidráulica e Hidrología (IHH) de la UMSA, Juan Pablo Fuchs. Aseveró que el pico, Chacaltaya, fue el primer nevado en desaparecer en Sudamérica y que si continúa las emisiones de efecto invernadero es probable que el recalentamiento global pueda afectar las fuentes de abastecimiento de agua de las ciudades.
“Dependiendo de los escenarios y las futuras emisiones de CO2 (dióxido de carbono) en algún momento se podrá lograr el equilibrio de los glaciares con el clima, pero hasta entonces retrocederán notoriamente” alerto Fuchs.
“El peligro es que ocurra un escenario similar al que se presentó en el Chacaltaya –primer nevado en desaparecer de Sudamérica– donde ya no existía una zona de recarga con acumulación de nieve y todo el glaciar se convirtió en una superficie de pérdida”, enfatizó.
RESERVAS DE AGUA
El cambio climático es uno de los principales factores, para que los glaciares se estén retrayendo, lo que pone en peligro las reservas de agua, en las poblaciones que se alimentan de estos nevados, dijo, por su parte, el ex Secretario Departamental de Derechos de La Madre Tierra, Gabriel Pari.
De acuerdo con datos proporcionados por la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) las represas de La Paz se alimentan en un 80% de las lluvias y el resto es provisto por los glaciares.
POBLACIÓN
En opinión de Pari, la reducción de los glaciares, el crecimiento demográfico y la generación de energía eléctrica, exigen planes que aseguren el suministro de agua en el presente y en los siguientes años.
Explicó que en Bolivia el primer glaciar que sintió el efecto más impactante fue el nevado Chacaltaya, empero aclaró que en términos productivos se debe realizar una evaluación en un corto y largo plazo.
RECURSOS HÍDRICOS
Una medida de adaptación frente al retroceso de los glaciares en Bolivia originado, por el calentamiento global, es mejorar y racionar el uso de los recursos hídricos, además de elaborar un buen inventario de los cuerpos de agua, con los que disponemos, ya que las grandes masas de hielo no se encuentran en un equilibrio con el clima actual, recomendó Fuchs.
ESTUDIO
Según el estudio elaborado por la Unión Europea de Geólogos y difundido por la revista, The Cryosphere, un glaciar en equilibro con el clima, no pierde ni gana su masa de hielo, pero el 80 por ciento de los nevados en el mundo están en retroceso y ninguno tiene esa armonía. El 71 por ciento de los glaciares tropicales que se encuentran en la cordillera de los Andes están en el Perú, el 20 por ciento en Bolivia, el 4 por ciento en Ecuador y el otro 4 por ciento en Colombia, su desaparición pone en riesgo los suministros de agua, energía y alimentos para millones de personas.
MEDICIONES
El Instituto de Hidráulica e Hidrología de la UMSA estudia varios glaciares tropicales bolivianos, el más icónico es el de Zongo que junto al Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de Francia (IRD por sus siglas en francés) es monitoreado desde 1991.
“También se realizaron estudios en el Illimani, Chacaltaya hasta su desaparición y hemos comenzado a monitorear el macizo Tuni Condoriri, actualmente se realizan investigaciones y estudios en otros tres glaciares: la cara oeste del Huayna Potosí, el Pequeño Alpamayu y el Condoriri”, explicó, el investigador del Instituto de Hidráulica e Hidrología (IHH) de la UMSA, Juan Pablo Fuchs.
Detalló también, que la obtención de las mediciones se obtiene con la instalación de estaciones meteorológicas en grandes altitudes, donde se pueden medir precipitaciones, temperaturas, humedad relativa y velocidad del viento. En determinados lugares –detalla el experto– se colocan también los totalizadores que son turriles que tienen aberturas más grandes que los pluviómetros convencionales, y que permiten captar de mejor manera las precipitaciones sólidas.
“Se puede establecer si una precipitación es líquida o sólida, a través de un pequeño procesamiento basado en criterios de temperaturas, entre cero grados y 1,5 grados centígrados existe una combinación entre granizo y nieve a veces lluvia, y de 1,5 grados centígrados para arriba es una precipitación líquida, es lluvia”, explicó.
SONDAS
Mientras que para la medición de la pérdida del glaciar se instalan tubos con 10 metros de longitud perforando el hielo con un equipo que se llama la sonda de vapor, posteriormente, se mide la disminución del espesor de la nieve en milímetros según emerge o aparece el tubo.
El experto reconoció, que en las mediciones y evaluaciones una de las debilidades es tener pocos glaciares monitoreados, ya que en comparación con los países europeos en los Alpes, por ejemplo, cuentan con una información de más 100 años de edad de muchos glaciares.
“La glaciología es multidisciplinaria –el glaciólogo pionero en Bolivia es Edson Ramírez– está conformada por ingenieros hidrólogos, geólogos, ingenieros ambientales, geógrafos, químicos y biólogos, es una disciplina amplia”, afirma.
ENORME PÉRDIDA
El investigador del Instituto de Hidráulica e Hidrología (IHH) de la UMSA, Juan Pablo Fuchs, monitorea desde el 2010 el Pequeño Alpamayu, un nevado con una altura de 5.400 metros sobre el nivel del mar y que forma parte del macizo Condoriri. “Una de las cosas interesantes es medir el balance de masa, en la parte baja del nevado medimos las pérdidas y en la altitud se establece cuánta masa de hielo ha sido acumulada en un determinado periodo”, detalla el docente e investigador.
Revela que entre el 2015 y 2016 en el Pequeño Alpamayu la mayor pérdida en las partes más bajas ha llegado a un promedio de cinco metros, mientras que sólo se ha acumulado 40 centímetros de hielo en su parte alta, lo que demuestra “una pérdida enorme”.
Sin embargo, Fuchs aclara que las mediciones son sólo un balance y no son concluyentes, y asegura que el fenómeno El Niño tiene condiciones muy críticas para un glaciar con varios factores de incidencia como poca nubosidad, menos humedad, disminución de precipitaciones y una mayor radiación solar.
“No es posible preservar las grandes masas de hielo, pero es necesario un mejor uso racional de los recursos hídricos por lo que se requiere un plan de manejo, lo que ofrecemos a través de las investigaciones son lineamientos técnicos”, enfatiza el experto del Instituto de Hidráulica e Hidrología (IHH) de la UMSA.
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