En la ciudad de La Paz se ha tornado de extrema urgencia la construcción de un tren elevado, debido al excesivo congestionamiento del transporte público. Esto se debe a que no cesa de importarse vehículos para dedicarlos a este servicio, aparte de que la compra de automóviles particulares es incontenible. Se afirma que semanalmente se vende en esta capital más de 50 automóviles nuevos, aparte de los que ingresan de contrabando.
El asunto pareciera insignificante y hasta de incurrir nada más que en un afán de pretender lo novedoso. Pero no es así, los congestionamientos vehiculares en La Paz se han tornado en dramáticos, porque los oficinistas y otras personas que salen de sus casas con apuros para cumplir alguna gestión o compromiso, no pueden medir su tiempo para llegar oportunamente, por más que tomen la previsión de adelantar sus horarios de salida de sus casas.
Un recorrido de transporte vehicular que se lo puede realizar en 20 minutos, por ejemplo, se lo hace en 40 o más minutos, precisamente porque son constantes e interminables los congestionamientos en el tránsito de vehículos.
El problema mayor que tiene la ciudad de La Paz es que su espacio físico es reducido para una población creciente y peor cuando se produce el permanente aumento de minibuses, trufis, radiotaxis y taxis puestos en circulación. El resultado inevitable es que se forman filas inmensas de vehículos estacionados en las pocas vías centrales que tiene la ciudad, por aquel factor territorial.
En estas condiciones, sus desplazamientos son lentos y parsimoniosos, mientras las manecillas de los relojes no cesan de moverse y, en consecuencia, provocan forzados atrasos para llegar a las oficinas o atender compromisos y trámites individuales o familiares.
Por tales circunstancias, que están ya agobiando a la población paceña, es urgente que las autoridades comunales u otras tomen medidas que resuelvan estas situaciones de anormalidad, perjuicios y complicaciones en el trabajo, con multas e incluso despidos.
Las primeras horas de la mañana se hacen cortísimas para todas las familias, a menos que hayan privilegiados que no hagan más que levantarse de cama, asearse, servirse el desayuno que les prepararon y salir de la casa. En cambio, la mayor parte de la gente tiene que esperar que la ama de casa prepare el desayuno y la ropa, en los casos de tener niños en edad escolar. En otros, cada quien tiene que ocuparse de todo ello en muy poco tiempo, a menos que haya privilegiados que no tienen necesidad de dormir por lo menos seis horas en la noche.
La burocracia no puede ser tan ciega e indiferente ante estas situaciones de apremio para la mayor parte de la población, al menos aquella que trabaja o tiene horarios fijos para llegar a sus fuentes de trabajo o sencillamente para realizar oportunamente sus quehaceres.
Hace ya cuatro años que la Municipalidad realizó un estudio sobre la problemática del transporte público, examinando concretamente tres áreas: infraestructura y red vial, transporte y tráfico y control. En general, llegó a la conclusión de que el sistema de transporte, de hace cuatro años, no satisfacía las necesidades de los usuarios, tanto en calidad como en infraestructura y en funcionamiento.
Al presente, la situación por lo menos se agravó siquiera en el cien por ciento. Empero, en aquella ocasión no llegó a plantearse iniciativas para conjurar las falencias constatadas.
Por los demás, el fenómeno no es exclusivo de La Paz –pese a la dramaticidad que adquiere actualmente– la CAF (Corporación Andina de Fomento) estableció que quince ciudades principales de América Latina confrontan similares complicaciones: desajustes e insuficiencias, por el crecimiento de las poblaciones y el aumento del parque automotor.
Dadas estas constataciones, es tiempo para que las autoridades pertinentes asuman la responsabilidad de resolver este problema en La Paz. En países desarrollados, principalmente Estados Unidos, se llegó a similares situaciones y la solución la dieron hace décadas, al instalar trenes elevados, con lo que han resuelto problemas de urgencia para su población y el propio funcionamiento normal de sus ciudades.
Si en el referido taller de expertos municipales se admitió ya las carencias de La Paz en cuanto a transporte público, lo lógico, ahora más que nunca, es aplicar una solución real, efectiva y lo más rápida posible.
La Municipalidad de La Paz actualmente es sujeta de crédito, de manera que puede obtener financiamiento en el exterior para estudiar el trazado y la instalación de un tren elevado, que tiene la característica de transportar masivamente a pasajeros. En realidad, al presente, es ya inminente un colapso en el transporte público, si acaso los actuales congestionamientos vehiculares no son ya tales.
Al margen de resolver una cuestión tan apremiante, deberá también considerarse que un servicio ferroviario reduce el costo del combustible a un tercio, según los expertos. Es ecológico, tiene capacidad de transportar en un solo recorrido, con horario puntual, a cientos de pasajeros.
Incluso es probable que la propia Municipalidad tenga un estudio al respecto. Por tanto, no se trataría de empezar de cero, sino de tomar la decisión política y ponerse manos a la obra, acogiendo, además, cuanto aporte institucional y personal exista al respecto. En buenas cuentas, a estas horas sería ya una obra de caridad para la población paceña. ¡Tal la magnitud del problema diario!
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