Los nuevos ricos

Después de cada revolución en el mundo y no sólo aquí en Bolivia aparecen los “nuevos ricos” y eso sucedió no sólo después de la Revolución Francesa, sino también en la revolución comunista, donde los “proletarios” importantes resultaron convertidos en propietarios de “dachas” (casa de campo rusa), donde solían veranear, práctica que alcanzó hasta al camarada Putin, hoy interesado en instalar una planta atómica para nuestro país.

La revolución boliviana iniciada hace once años por Evo Morales nos reveló inicialmente la imagen de un humilde dirigente cocalero, que fue mostrada al mundo con una humilde chompita, causando impacto en muchas partes.

Todas las consideraciones anteriores las expuse con mucha seriedad a mi discípula periodística, después que la cholita me informó, escandalizada, de los gastos millonarios en los que incurrió el ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce Catacora, para amueblar las oficinas que estrenará en un edificio céntrico de La Paz.

Fue entonces que le dije lo que yo pensaba acerca del devenir de los revolucionarios en nuevos ricos, que derrochan los dineros del Estado y también los bienes que les produjo la revolución en todos los países del orbe.

El afecto que mi corresponsal profesa en el Palacio Real de la plaza Murillo por el inquilino quedadizo, la condujo a recordarme la pobre chompita que aquél usaba en sus primeros tiempos presidenciales, aunque se vio obligada a admitir que al poco tiempo tiró la chompita y la cambió por chaquetas confeccionadas a medida por el afamado maestro Sillerico que nos viste a todos los caballeros elegantes de La Paz.

El poder cambia a los revolucionarios en todo el mundo… ¿por qué no iba a hacerlo también en nuestro país…? El humilde presidente de la chompita ordenó la adquisición de un hermoso avión que antes perteneció a un famoso club deportivo de Estados Unidos y mañana adquirirá una planta nuclear con el asesoramiento de otro gran revolucionario, Putin.

Los anteriores ejemplos bulliciosos algo tuvieron que ver con el afán de quien maneja la economía y las finanzas de un Estado revolucionario, quien ayer se antojó de alfombras persas para su despacho y muebles que son del gusto de alguien que estudió en el London School of Economic.

Las revoluciones de ayer engendran a los ricos de mañana.

Menos mal que mi comadre Macacha es rica porque heredó mucha plata de su finado esposo, don Nemesio Racacha.