La Cumbre del G20 y hambre en el mundo

La colectividad mundial observa, año tras año, que los países ricos y desarrollados que integran la Cumbre G20, se reúnen para analizar la situación mundial. Algunas veces surgen resoluciones que si se cumplen o no, nadie conoce en qué consisten. Lo grave es que parte de las deliberaciones está referida a la pobreza de los países considerados “en desarrollo” o más propiamente, pobres y subdesarrollados.

La verdad es que las llamadas cumbres de los ricos, nada han aportado a la solución de los graves problemas que enfrenta el planeta: existen, por ejemplo, guerras y confrontaciones que se llevan a cabo en cualquier parte y a las que contribuyen los países ricos porque son los principales fabricantes y proveedores de armas; en otros casos, conforme a conveniencias políticas, contribuyen con dinero al sostenimiento de ejércitos y proporcionan todo tipo de pertrechos para continuar operaciones bélicas.

No hay coherencia entre los propósitos y los hechos de los países ricos que pregonan respeto a los derechos humanos y defensa de las libertades, de la justicia y la democracia, bienes que la humanidad quiere practicar y mejorar, pero las condiciones en que vive no permiten la realización o concreción de muchos propósitos que quedan en el papel de las meras ilusiones.

La pobreza extrema causa estragos en muchos países del mundo; la pobreza no sólo consiste en falta de medios de subsistencia sino en ninguna o escasísima atención a la salud y menos a la educación de los pueblos. En muchos países pobres las escuelas tienen materias que contienen programas sobre justicia, libertad y democracia y los alumnos las conocen solo en teoría porque la práctica diaria de sus vidas les muestra que la realidad es diferente a lo que se pretende que sea: conciencia en ellos y luego práctica permanente. ¿De qué sirve hablar a los niños de “buenas condiciones de vida” si ellos padecen hambre y enfermedades? ¿De qué sirve hablarles de respeto, amor y consideración por su prójimo si ven que sus mayores están inmersos en luchas intestinas por causa de la pobreza y extremas necesidades? ¿Cuánto importa que los niños tomen conciencia teórica de valores y principios que deben practicar todos los hombres si el diario vivir les muestra cuadros de calamidades y males que afectan al amor y respeto que deben practicar?

Es muy larga la agenda que deberían estudiar, considerar y resolver los países incluidos en el Grupo 20 porque de nada valen enunciados simples y propósitos que se expresan si año tras año los problemas causan más muerte y dolor en el mundo. El pobre sabe cuán fácil sería para el que tiene la solución de la pobreza y cuán difícil y hasta imposible para el que no tiene y solo debe enfrentar situaciones de hambre y necesidades. Parece que los países ricos y desarrollados, tengan las tendencias ideológicas que sean, no consideran estos aspectos en absoluto y son aspectos que deberían ser norma de sus reuniones hasta encontrarles remedios acordes con la dignidad humana.